En septiembre del año pasado se publicó el
Ínforme Global de Competitividad que es un estudio conformado por 148 países y
basado en el denominado índice de competitividad global en el que se define la competitividad
como las instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de
productividad de una nación. Para esto se recopilan datos de doce categorías o
pilares de competitividad: instituciones, infraestructura, entorno
macroeconómico, salud y educación
primaria, educación superior y formación, eficiencia del mercado de bienes,
eficiencia del mercado laboral, desarrollo del mercado financiero, preparación
tecnológica, tamaño del mercado y sofisticación en materia de negocios e
innovación.
Los resultados muestran que
la competitividad en la región se está estancando debido a que se muestran
bajas tasas de productividad. Los países mejor clasificados son Chile (34),
Panamá (40), Costa Rica (54), México (55) y Brasil que pierde ocho puestos
respecto al año pasado y se ubica en la posición 56. Los tres primeros lugares
del índice lo ocupan Suiza, Singapur y Finlandia respectivamente, manteniendo
sus posiciones respecto al año anterior. Por su parte Venezuela ocupa el puesto
134 superando solo a Mali, Malawi, Mozambique, Timor-leste, Myanmar, Burkina
Faso, Mauritania, Angola, Haití, Sierra Leona, Yemen, Burundi, Guinea y Chad.
Esto demuestra que nuestro país actualmente es el menos competitivo de
Suramérica y el penúltimo de Latinoamérica.
El informe señala que
Venezuela presenta un continuo deterioro en las variables tomadas en cuenta
para el estudio, principalmente en las variables macroeconómicas y el desempeño
institucional que queda evidenciado con los peores resultados del estudio en
cuanto a eficiencia gubernamental, corrupción e independencia del poder
judicial se refiere. Estos resultados se ajustan a la realidad que vive el
país, sencillamente no se puede tapar el sol con un dedo: nuestro país es
económica e institucionalmente inviable, un fracaso con letras mayúsculas.
Un país en el cual 95% de
sus ingresos provienen de una misma actividad difícilmente sea competitivo en
términos globales. ¿Cómo puede competir un empresario venezolano con uno
chileno, brasilero, argentino o colombiano?, ¿qué puede ofrecer este país más
allá de petróleo?, con el actual modelo económico, absolutamente nada.
Piense en cualquier país
medianamente decente y se dará cuenta que es más competitivo que Venezuela,
nuestra productividad que en los últimos 35 años ha venido disminuyendo, en los
último 10 se fue por un barranco. No piense en los comerciantes, piense en el
sector industrial, en los empresarios que transforman materias primas y
producen un bien, ahí es donde estamos muy mal y un país así es absolutamente
imposible que funcione, puede ser que ande pero eso no garantiza que lo haga
bien.
Lamentablemente el modelo
económico ha incentivado el comercio y los servicios, eso que no está mal es
difícil que sea sostenible, más cuando entendemos que el principal incentivo es
un tipo de cambio artificialmente bajo. El sector industrial es el más
perjudicado con el actual tipo de cambio porque los incentivos son a importar y
no producir, la única manera que les vaya bien es teniendo acceso a dólares
preferenciales y ya conocemos muy bien esa historia.
Las políticas erradas y el
oportunismo histórico presente en buena parte del sector industrial del país
llevan a que nuestro país hoy muestre niveles de competitividad tan bajos. Venezuela
no produce absolutamente nada pero se hacen muy buenos negocios porque si algo
tiene nuestro país es que se hace dinero fácilmente y con unos niveles de
rentabilidad bastante atractivos. Este es el cuento de nunca acabar,
internacionalmente somos el hazme reír del mundo occidental y lo estamos
pagando a un precio demasiado alto. Mientras tanto tenemos patria ¿para qué
más?
0 comentarios:
Publicar un comentario