Se realizo el primer llamado a la subasta de divisas y el resultado se dio
a conocer dos (2) días después: doscientos millones de dólares (200 000 000 $)
entre 383 empresas. Ese es el resultado que se tiene. No existe información
oficial sobre el precio promedio manejado en la “subasta”, esto quiere decir
que no se publicó más nada, solo el monto total adjudicado (que se sabía desde
el día del llamado a “subasta”) y la cantidad de empresas adjudicadas.
La “subasta” se convocó un
día lunes y hasta el viernes anterior la banca no tenía claras las condiciones y
las funciones que cumplirían con este nuevo “sistema”. Bajo esas circunstancias
se realizó la primera operación del Sicad y obviamente bajos esas mismas
circunstancias se dieron los resultados, si es que se pueden llamar así. La
opacidad es evidente y genera una señal negativa de cara al futuro. Hasta el
momento de escribir estas líneas nadie conoce el listado de empresas que
obtendrán divisas con esta primera “subasta”, tampoco los montos adjudicados,
ni cuanto tendrán que pagar por cada dólar liquidado.
Con toda la falta de
transparencia que rodeó a la primera operación del Sicad, desde el gobierno proponen
“torcerle el brazo” a los inescrupulosos que forman parte del mercado paralelo
de divisas. Eso no es más que un mal chiste. Es imposible que lo hagan si la
adjudicación de divisas es un misterio, ¿Qué tal si el resultado de los
llamados del Sicad da un tipo de cambio similar al innombrable? ¿Autogol?
De los “resultados” se
desprende que lo de la subasta de Vickrey o subasta de segundo precio fue algo
que dijo el ministro Giordani para salir del paso cuando anunciaron la puesta
en marcha del Sicad. Afirmo esto porque cualquier tipo de subasta que se
utilice sería un mecanismo transparente y está claro que este no lo es, por lo
tanto, no es una subasta. ¿Qué gana el gobierno ocultando el resultado real de
la primera operación del Sicad?
Lo único que tenemos claro
al día de hoy es que el tipo de cambio resultante es superior al de Cadivi y
Sitme, el precio base para la “subasta” fue de 6,30 y recuerden que en Sitme
era 5,30. Esto quiere decir que las empresas participantes en esta primera
operación del Sicad tendrán que pagar un tipo de cambio superior al de la
devaluación realizada en febrero.
La opacidad con la que se
estrenó el Sicad permite preguntarnos muchas cosas: ¿funcionará siempre de esa
forma?, ¿es un mecanismo que le permite al gobierno, PDVSA específicamente,
conseguir más bolívares para hacerle
frente a sus compromisos políticos?,
¿existe la posibilidad de asignar divisas a precios diferentes en la misma “subasta”?,
¿cada llamado a “subasta” supone una devaluación?, sin tener un precio de
referencia ¿cómo se luchará contra el innombrable?
El Sicad reafirma lo que
tenemos tiempo diciendo: la política cambiaria del gobierno fracasó y ellos
están asumiendo paulatinamente ese costo. Es posible que el Sicad suponga una
flexibilización de la política cambiaria en el mediano plazo, esa es una buena
noticia para los empresarios pero no para los consumidores. Seamos sensatos: el
dólar oficial es una ficción, un subsidio para las clases medias que debe ir
desapareciendo. Esta economía no soporta más un tipo de cambio artificialmente
bajo y hay que prepararse para cambios en ese sentido. El Sicad es una
extraordinaria posibilidad para sincerar el tema cambiario pero si se maneja de
esta forma, tampoco funcionará, así no le torcerán el brazo a nadie. Mientras
la asignación sea discrecional es poco lo que se puede avanzar en materia
cambiaria. Las reglas tienen que estar bien definidas, cambiarlas en pleno
juego genera desconfianza y es una triquiñuela que poco beneficia a la economía
del país. Dada la campaña electoral no me extrañaría que hagan un nuevo
llamado, incluyendo personas naturales. Finalmente se necesita bolívares para
pagar compromisos en el gobierno y esta es una excelente oportunidad. Amanecerá
y veremos.
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