Hasta
el momento de escribir estas líneas el Banco Central de Venezuela no ha
publicado las cifras de inflación del mes de marzo. Extraoficialmente se conoce
que fue de 2,8% y que para el primer trimestre del año se ubicaría en 7,9%. De
ser así, la variación intermensual y la variación acumulada serían las más altas
para el mes de marzo y primer trimestre del año desde que se calcula el Índice
Nacional de Precios al Consumidor (INPC).
Más
allá de los números que en realidad son preocupantes, está la calle, el día a
día, la compra diaria. Los efectos del desastre económico que vive el país se
están sintiendo y lo peor es que todavía falta. En menos de mes y medio el
gobierno devaluó la moneda en dos (2) oportunidades y eso todavía no ha
impactado los precios. Quiere decir que todavía falta por ver. Particularmente
pienso que los meses de abril, mayo y junio serán duros en términos
inflacionarios. Mucha gente piensa que la inflación no debería aumentar mucho
porque los comerciantes ajustaron sus precios hace tiempo porque compraban el
innombrable a un precio mayor al que por ejemplo podría asignar el Sistema
Complementario de Administración de Divisas (SICAD).
Ese
razonamiento que parecería lógico, obvia algo muy importante: el costo de
reposición de los empresarios y comerciantes todavía no es conocido, es decir,
si una empresa participa en una de las “subastas” del Sicad, no sabe cuando le
volverán a asignar divisas y al ser así, está siempre latente la posibilidad de
ir en busca del innombrable, entonces la idea del ajuste de precios es lógica
pero no necesariamente cierta.
La
dinámica de precios actual no permite ser optimista en el corto plazo. La
realidad se impone por la vía de los hechos: el desabastecimiento y la
inflación forman parte de nuestra triste realidad y todo indica que cualquier
decisión del gobierno en esta materia será un pañito de agua tibia. En efecto
el poder adquisitivo ha ido mermando pero posiblemente durante este trimestre
es cuando más se ha sentido. Hay varios ejemplos: usted va a un taller mecánico
y por lo general le cobran de mano de obra lo mismo que cuesta el repuesto (si
lo consigue). Cada vez que visita un supermercado seguramente se impresionará
del precio de los productos. Si va a una farmacia tiene que ir preparado. Hace
poco, inocentemente pagué 30 Bs por un refresco de vaso en una feria de comida
de un famoso centro comercial de la ciudad.
Lamentablemente,
desde el gobierno subestiman el problema económico, creen que siempre podrán
resolver las coyunturas porque para eso hay petróleo y su precio está alto. Un
ejemplo de esto es cuando un seguidor del gobierno cree que no le afectan las
devaluaciones porque no compra divisas. Hay una desconexión del problema
económico porque durante años les hicieron creer que todo esto es sostenible y
resulta que no es así. Cada vez más se evidencia que el modelo económico actual
no es viable, el mejor ejemplo es que se necesita un precio del petróleo cada
vez más elevado para poder continuar con el “Estado de bienestar criollo” que el gobierno ha desarrollado.
Más
allá del resultado electoral, el panorama económico luce complicado. El tema
cambiario no termina de definirse y eso tiene implicaciones importantes en
términos de inflación y abastecimiento. Este trimestre ha sido particularmente
malo en términos económicos, pregúntele a un comerciante y a una ama de casa
para ver que le dicen. No es necesario esperar el número de inflación para
entender que estamos en una difícil situación económica y que estamos obligados
a entendernos después del 14 de abril, de lo contrario esto no mejorará. Gane
quien gane las elecciones tendrá que hacer esfuerzos importantes por hacer que
la economía funcione. Todavía estamos a tiempo de hacer los ajustes necesarios,
nuestra economía tiene mucho potencial pero si no lo desarrollan no sirve de
nada. El gobierno tiene una papa caliente en las manos.
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