Lo inevitable llegó, el
hombre que cambió la historia contemporánea de nuestro país, ya no está. Se ha
ido físicamente pero deja una huella que para muchos será imborrable. Digan lo
que quieran, este país no será el mismo, posiblemente mejor o peor, pero nunca
el mismo.
Uno de los temas más
criticados de la figura de Hugo Chávez ha sido su visión de la economía. Lo que
ha dejado ha sido un completo infortunio, la economía hoy presenta distorsiones
que difícilmente serán corregidas en el corto plazo, sobre todo si se relegitima
el modelo chavista en una eventual elección presidencial.
La coyuntura económica de los últimos diez (10) años ha
sido muy favorable, se presentaron las mejores oportunidades y realmente no
creo que se hayan aprovechado. La visión política privó sobre la económica. Un
ejemplo es el control cambiario. En diferentes oportunidades, voceros
calificados del gobierno afirmaron que el control de cambio es un mecanismo de
control político.
Hoy Venezuela es
financieramente más vulnerable y lo paradójico es que el precio del petróleo se
ha estabilizado en niveles muy superiores a los encontrados por Hugo Chávez en
1999. La deuda externa se ha triplicado y la pregunta es ¿por qué si ha entrado
tanto dinero?, la respuesta es: el modelo económico, la visión de este gobierno
ha permitido semejante paradoja.
El tema inflacionario deja
mucho que desear. Mientras en todo el planeta, la alta inflación dejó de ser
una preocupación y paso de moda, en nuestro país posiblemente sea el problema
económico más grave porque la gente lo padece directamente. La visión del
gobierno ha sido privilegiar el crecimiento económico sobre la inflación. Una
estrategia por demás discutible.
El manejo de PDVSA ha sido
muy cuestionado, después de lidiar con la tecnocracia petrolera, consiguió la
excusa perfecta en el torpe paro petrolero de 2002 para tener control absoluto
de la empresa. Hoy PDVSA ha dejado de ser una compañía petrolera, es cualquier
cosa menos eso. Después de diez (10) años del paro petrolero la producción no
ha podido aumentar considerablemente. Ellos argumentarán que es por el paro
petrolero pero todos sabemos que no es así. La tragedia de Amuay a mediados del
año pasado es una muestra de la situación actual de la industria petrolera.
La inversión extranjera
directa se ha comportado erráticamente, ha disminuido considerablemente y no
hay indicios que mejore en el corto plazo. Económicamente el Estado está
sobredimensionado, la nómina pública es hoy muchísimo más grande que hace
catorce (14) años y el sector privado ha sentido las consecuencias de un
discurso agresivo y amenazador que afecta a la inversión y por ende a la
generación de empleo.
Después de catorce (14) años
tenemos una economía más dependiente del petróleo y a su vez los venezolanos de menos ingresos son más
dependientes del Estado, lo cual genera un círculo vicioso que difícilmente
permita que la gente supere la pobreza como condición de vida. Una cosa es
tener más ingresos y otra dejar de ser pobre. La visión económica de Hugo
Chávez hizo más visible a los pobres pero esto no significa que los sacó de la
pobreza y ese es el detalle, en la medida que la renta petrolera sea utilizada
para profundizar la dependencia del ciudadano con el Estado no seremos una
mejor nación.
De más está decir que lo
logrado por el Presidente Chávez durante su carrera política difícilmente sea
superado. Un hombre perseverante y astuto como pocos, sin ninguna duda, un
hombre que cambió la forma de hacer política en nuestro país, para bien o para
mal, eso ya lo veremos. Negar su liderazgo y su relación con los más
desposeídos sería mezquino y dejar de reconocer que en materia económica fue un
desastre, sería una estupidez. Él consiguió la fórmula para mantenerse en el
poder no para resolver los problemas del país. Perdió una gran oportunidad.
Vienen días difíciles, esperemos como nación estar a la altura del compromiso.
Es necesario reencontrarnos. El país depende de todos.
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