Hace varias semanas se aprobó
la “adecuación de precios” del pollo, la carne y la leche en 20 %. Así denominan
desde el gobierno lo que es un sencillo y vulgar aumento de precios.
Lamentablemente este gobierno es un eufemismo ambulante, a la devaluación la
denominan “unificación cambiaria o reajuste del tipo de cambio” a los presos
“privados de libertad” y así se las va la vida.
El índice nacional de
precios al consumidor del mes de abril se ubicó en 4,3 % y en el rubro de alimentos y bebidas
no alcohólicas fue de 6,4%, esto quiere decir que todavía falta por ver una
escalada importante en el precio de los alimentos. A finales del mes pasado
comenté que los meses de abril, mayo y junio serían particularmente fuertes en
materia inflacionaria. El resultado de abril lo corrobora.
Actualmente vivimos una
situación de escasez e inflación y lo peor es que difícilmente se podrá
disminuir ambas simultáneamente, la economía es así, no hay almuerzos gratis y
el modelo económico del gobierno nos ha ubicado en este contexto. Sin duda el
aumento de precios en estos rubros es necesario, sin embargo, será un golpe
adicional para el bolsillo de la gente de menos recursos. Lo criticable de la
decisión no es tanto el aumento como el momento en el que se hace, esto se ha
podido evitar si los precios se revisaran constantemente o si no existiera
regulación para ellos.
Con el aumento se espera una
mayor producción y con eso enfrentar el tema del desabastecimiento. El gobierno
ha descubierto la ley de oferta y demanda en pleno siglo XXI, todo un hallazgo.
La realidad los coloca contra la pared y acuden a jugarretas lingüísticas para
evitar cualquier reacción de la gente, como si no se dieran cuenta de lo que
ocurre, en otras palabras, el gobierno subestima el sentido común y la
inteligencia de los venezolanos, principalmente la de bajos recursos que son
sus seguidores principales.
El índice de escasez de
productos se ubicó en 21,3% para el mes de abril, el más alto desde abril de
2009. El gobierno hace esfuerzos desesperados por mejorar esta coyuntura y
queda en ridículo, desde Polar le dijeron que los del problema no son ellos
sino el resto de empresas en manos del Estado que no están produciendo harina
de maíz pre cocida. Es importante reconocer que el acercamiento con el sector
privado es positivo, sin embargo, llega muy tarde. El gobierno reacciona no
previene, cuando de materia económica se trata.
Toda esta situación se presenta
en un escenario en el que todavía faltan cosas por ocurrir y ajustes por
realizar. Desde el gobierno se notan preocupados y todavía falta el aumento de
la gasolina por mencionar solo un ejemplo.
Un gobierno responsable y
sensato le hablaría claro al país en lugar de inventar eufemismos que no
conducen a nada. Hay una nueva realidad económica y como tal hay que asumirla.
La gente no es tonta y por más que intenten esconderlo se les caerá la máscara.
Todo indica que la fiesta
está terminando, ya no hay cama pa´ tanta gente y la comenzarán a botar del
sarao porque los dueños de la casa quieren dormir. La revolución se ha topado
después de catorce (14) años con las leyes de la economía y nos la puede evitar
ni ocultar. Ahora es que vendrán inconsistencias y situaciones impensables
hasta hace pocos años. El panorama es sombrío y lo que es aun peor: parecería
que en el gobierno no tienen como ni con que resolver todo el desastre que dejó
“el Gigante, el Comandante Supremo” y que en cinco meses el actual presidente
se ha encargado de empeorar. Si esto es con un mes oficialmente en el poder,
imagínense lo que viene. Recojan los vidrios y sin llorar porque bastante que
disfrutaron del despilfarro masivo que ocurrió en los últimos diez (10) años.
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