Como es costumbre en esta
época del año, se discute la Ley de Presupuesto para el Ejercicio Fiscal del
año siguiente, es decir, el presupuesto de la nación. Lo de este año no deja de
llamar la atención, a pesar de saberlo, siempre impresiona la ligereza e
irresponsabilidad con la que desde este gobierno elaboran el presupuesto y esta
crítica no tiene que ver en absoluto con los técnicos que trabajan en los
diferentes Ministerios, hacia ellos mi consideración porque tener que
justificar cosas que a todas luces son injustificables es un sacrificio muy
grande.
Para el próximo año
las premisas macroeconómicas del presupuesto son las siguientes: una tasa de
crecimiento real del PIB de 6 %, una tasa de inflación anualizada entre 14 y
16%, un tipo de cambio de 4,30 Bs/$ y precio promedio de exportación de la cesta petrolera de 55
$/barril. Basado en estas premisas desde el gobierno realizarán acciones “encauzadas principalmente a: Continuar con
los programas de inversión a través de las Grandes Misiones: Vivienda, Agro
Venezuela, Saber y Trabajo, con las que se prevé mantener el dinamismo del
aparato productivo” e “Impulsar el desarrollo y fortalecimiento del modelo de producción
endógeno, constituido fundamentalmente por las empresas de producción social,
unidades productivas familiares, cooperativas y demás formas de organización
socio productivas que se constituyan en el seno de la comunidad, como entidades
económicas dedicadas a la producción de bienes y servicios con criterios de
planificación participativa y protagónica”, modernidad pura y dura, esta es
nuestra visión de desarrollo, ¿qué tal?
Las premisas son muy cuestionables,
veamos ¿por qué?: ninguna proyección que haya visto para el próximo año da a
Venezuela una tasa de crecimiento de 6% y ya la mayoría de organismos
internacionales las han hecho públicas, eso no quiere decir que exista alguna
pero el consenso es que la economía venezolana no crecerá más de 5% en el mejor
de los casos. Respecto a la inflación es cuesta arriba creer que se podrá cumplir
esa meta si esperan seguir con los controles de precios, debemos recordar que
la inflación está “represada” y en su momento volverá al curso natural cuando
se aplican este tipo de políticas. El presupuesto no prevé devaluación, pues,
el presupuesto contempla el mismo tipo de cambio, algo que es difícil sostener
con un déficit fiscal como el que se presentará este año. Si bien es cierto, la
cesta petrolera podría mantenerse estable en torno a los 100$/barril para el
próximo año, eso no garantiza que se pueda hacer frente al hueco fiscal que
dejará este año. El precio de exportación de la cesta petrolera está
deliberadamente subestimado, el promedio de los últimos cinco (5) años permite
establecer un precio superior a 55$/barril y así canalizar mayores recursos
hacia las regiones. Adicionalmente, comparto una pregunta realizada por el
profesor Leonardo Vera de la UCV en su análisis sobre el presupuesto: ¿Cómo es que con un ajuste nominal del gasto público del 20%,
el PIB crece 6%?
Con unas premisas tan fácilmente
desmontables no es exagerado afirmar que el ejercicio de presupuesto 2013 es un
saludo a la bandera, lo que reafirma la poca capacidad institucional que
tenemos en el país. Ver a los diputados del PSUV justificar semejante triquiñuela no tiene precio.
En materias claves, se encuentra
que el presupuesto del Ministerio para la educación universitaria representa el
4,7% del presupuesto total y 1% del PIB. El de ciencia, tecnología e innovación
0,7% del total y 0,1% del PIB. El de salud 6,2% del total y 1,3% del PIB. El de
vivienda y hábitat 0,7% del total y 0,2% del total. Revisen cual es el promedio
internacional que se dedica en estas áreas y verán como lo del presupuesto
nacional es una “mamadera de gallo”. Nadie le ha hecho más daño a la economía
nacional en la era democrática de nuestro país que el Dr. Jorge Giordani,
acuérdense de esto.
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