Mi artículo de hoy en el diario Notitarde, a propósito de un reciente artículo de Daron Acemoglu:
Mi artículo de esta semana, como de costumbre, la pregunta es: ¿el vaso medio lleno o medio vacío?
La semana pasada el Banco Central de Venezuela dio a conocer los resultados del Índice Nacional de Precios al Consumidor (Inpc) del mes de marzo. El resultado fue de 0,9 %, levemente inferior al del mes anterior: 1,1%, y menor al registrado en marzo del año pasado: 1,4%. La de marzo, representa la menor variación observada desde que se calcula el índice, hace 51 meses. La variación anualizada se ubica en 24,6%, siendo menor a la presentada en marzo de 2010, que fue de 27,4%. Para el primer trimestre del año el aumento de precios se ubica en 3,5%, menor a lo acumulado para marzo del año pasado que fue de 6%.
De las trece (13) categorías que conforman el Inpc, seis (6) mostraron una variación mayor al promedio del mes: bebidas alcohólicas y tabaco, 1,4%; equipamiento del hogar, 1,2%; esparcimiento y cultura, 1,4%; restaurantes y hoteles, 1,7%, salud, 1,9%; y servicios de educación, 1,3%. El resto de agrupaciones mostraron un resultado menor o igual a 0,9%.
Si se compara con el mes de febrero cuatro (4) categorías presentan una variación menor: alimentos y bebidas no alcohólicas (1,2% a 0,5%), bebidas alcohólicas y tabaco (2,2% a 1,4%), bienes y servicios diversos (0,9% a 0,8) y servicios de educación (1,4% a 1,3%). De los grupos restantes, siete (7) muestran variaciones superiores respecto al mes de febrero: alquiler de viviendas (0,3% y 0,9%), equipamiento del hogar (1,1% a 1,2%), esparcimiento y cultura (1,3% a 1,4%), restaurantes y hoteles (1,4% a 1,7%), salud (1,8% a 1,9%), servicios de la vivienda (0,4% a 0,7%) y transporte (0,7% a 0,8%). Por su parte, comunicaciones y vestido, y calzado permanecieron iguales respecto al mes anterior con 0,2 y 0,6%, respectivamente.
La mayor variación anualizada la presenta el grupo de alimentos y bebidas no alcohólicas con 31,3 % y la menor se da en comunicaciones con 6%. En términos acumulados, bebidas alcohólicas y tabaco presenta la mayor variación para los primeros tres (3) meses del año con 7% alimentos y comunicaciones el que menos lo ha hecho con 0,5%.
Respecto a las ciudades, cinco (5) presentaron variaciones mayores al promedio nacional: Barquisimeto, Caracas, Mérida, San Cristóbal y Valencia. Por otra parte, nueve (9) presentan una variación menor respecto al mes pasado: Ciudad Guayana (de 1,2% a 0,6%), Barcelona-Puerto La Cruz (de 0,9% a 0,7%), Maturín (de 1,3% a 0,9%), San Cristóbal (de 1,3% a 1,0%), Valencia (de 1,4% a 1,1%), Maracay (de 1,4% a 0,9%), Maracaibo (de 1,0% a 0,9%), Mérida (de 1,4% a 1,2%) y resto del territorio nacional (de 1,1% a 0,8%). Barquisimeto presentó una variación mayor respecto a febrero (1,0% a 1,2%) y Caracas se mantuvo en 1%.
En cuanto a los vecinos de la región se tiene que en Chile la inflación de marzo fue 0,2% y la anualizada es de 3,8%. En Ecuador fue de 0,9% en marzo, la anualizada se ubica en 6,12% y la acumulada en 2,26%. En Colombia, fue de 0,12% para marzo, la acumulada se ubica en 1,47% y la anualizada para febrero marcó 3,55%, mientras que en Perú fue de 0,72% en marzo y la anualizada es de 4,23%.
La inflación se desacelera por cuarto mes consecutivo, algo que parecería positivo, sin embargo, vemos que los precios en Venezuela presentan una dinámica diferente a sus vecinos de la región, por mucho, la venezolana sigue siendo junto con la argentina la inflación más alta del continente. Nada se hace con que la inflación crezca a una velocidad menor si sigue siendo muy alta. Los resultados muestran que en Perú y Venezuela los precios variaron de manera similar, sin embargo, la meta de inflación en Perú es muchísimo más baja que la de nuestro país, la pregunta es ¿por qué?. Alegrarse por tener la inflación más alta del continente es algo bochornoso, digno de un manual de cinismo. El comportamiento de la inflación en nuestro país, es el mejor ejemplo de la tragedia de gobierno que tenemos y de la sociedad en que nos hemos convertido. Amanecerá y veremos.
Esto lo que quiere decir es que la intención del Gobierno Nacional es pagar las prestaciones sociales de los trabajadores del sector público con Bonos denominados en moneda extranjera, es decir, endeudarse para pagar otra deuda. Imagínese que usted le deba 3.000 Bs. a alguien y como no tiene para pagarle, acuda a un "prestamista" para solventar esa deuda. Algo como eso es lo que está planteado, pero más allá de eso: ¿por qué después de 25 años de trabajo la gente tiene que conformarse con un bono? De acuerdo a lo planeado, los bonos tendrían vencimiento en el año 2036 y podrían negociarse/liquidarse dentro de dos (2) años y en ese tiempo le pagarían los intereses a los tenedores de bonos, es decir, les darán papeles y vean ustedes cómo se las arreglan, tremendo negocio para los empleados públicos, no?
La pregunta de las cuarenta mil lochas es ¿cuál será el precio de esos bonos dentro de dos años?, a todas luces, la incertidumbre está presente y nada asegura que cuando salgan a vender los papeles, el rendimiento sea favorable a quien los posea. Una cosa es invertir en bonos y asumir ese riesgo con un dinero destinado para eso y otra cosa es hacerlo con el fruto del trabajo de toda una vida. Si asumimos que el rendimiento dentro de dos años será menor al actual y además incluimos la inflación, se presenta un escenario poco favorable para los trabajadores, pues, de cualquier forma, sus prestaciones sociales se verían afectadas considerablemente.
No es la primera vez que algo parecido ocurre en el país, la experiencia reciente data de los famosos Vebonos que utilizaron para pagar deudas al sector universitario (que no prestaciones sociales) y la experiencia fue francamente mala, mucha gente vendió bonos al 48% lo que implica un mal rendimiento. Por supuesto, los tenedores de bonos podrían no venderlos y optar por los intereses que éstos pagarán pero ¿quién esperará para cobrar sus prestaciones completas más de veinte (20) años?
Otra idea que se maneja es cambiar esa deuda (bonos) por una vivienda debido a que un porcentaje considerable de empleados públicos no poseen casa propia. En cualquier caso, todo indica que las opciones que están manejando desde el Gobierno para afrontar el tema de las prestaciones sociales consideran cualquier cosa menos un cheque por todos los años de trabajo en la administración pública.
Las cuentas para el gobierno están claras, el problema es que para los trabajadores no es beneficiosa. En un país donde ha entrado tanto dinero en los últimos trece (13) años: ¿es lógico que se paguen las prestaciones sociales con bonos o cualquier otro instrumento diferente al dinero que a cada uno le corresponde? Para aquellos que intenten argumentar que no es la primera vez que eso pasa en el país para tratar de justificar semejante contrabando, les digo: si ocurrió antes, estuvo mal y ahora también. Por qué el gobierno debe acudir a un mecanismo de ese tipo?, donde está el dinero que ha entrado al país?, todo indica que invertido no está. Sería bueno cuantificar con exactitud el monto que el gobierno ha donado por concepto de solidaridad con otras naciones, allí podríamos conseguir una de las tantas causas para explicar por qué salen ahora con esta Mamarrachada.
Digan lo que quieran, acusen a quien quieran pero lo que el gobierno pretende hacer es inaceptable porque perjudica a los trabajadores, sería inconcebible ver a un trabajador del sector público, de la tendencia política que sea, justificando semejante barbaridad. Éste no es un tema de militancia, es de dignidad, como diría el difunto Luis Herrera Campins, que el gobierno explique ¿dónde están los reales?