El
desabastecimiento se ha venido profundizando desde aproximadamente dos años,
poco a poco se ha ido apoderando de la rutina del venezolano y en algunos casos
se llega a niveles absolutos de escasez. En este sentido, podría diferenciarse
en que el desabastecimiento implica conseguir el producto pero no la marca que
buscas y la escasez que no consigas el producto en ninguna de sus marcas y
presentaciones.
Al
día de hoy ir de compras a un supermercado es algo realmente desagradable, en
lugar de distraerse, la gente pasa un mal rato porque no consigue lo que busca
y si lo hay muchas veces la experiencia es traumática o las colas son muy
largas, sin embargo, la mayoría las hace porque no tiene otra solución.
Detrás
del desabastecimiento y escasez que vivimos están las regulaciones de precios y
los desincentivos a producir en el país. En más de una oportunidad voceros del
gobierno sin ningún pudor han afirmado que se importará todo lo que sea necesario.
Una declaración como esa tendría que darle pena a cualquier funcionario del
planeta, sin embargo, aquí es común. Una prueba de esto es que Suministros
Venezolanos Industriales C.A (SUVINCA) empresa del Estado adscrita al
Ministerio de comercio importará papel higiénico, crema dental, afeitadoras,
jabón, desodorante y champú en cantidades millonarias.
Estamos
en un nivel verdaderamente deplorable, ni si quiera productos de higiene
personal se producen en el país, lo mismo pasa con los alimentos, repuestos,
medicamentos y pare usted de contar. Este es un gobierno que no siente
vergüenza ni remordimiento alguno por la situación que atraviesa la industria
farmacéutica, ni ninguna otra que padezca la tragedia de formar parte del
sector privado de este país.
La
escasez se erige como un nuevo modelo de negocios en el país, una nueva forma
de extraer rentas del Estado. Mientras más escasez exista más posibilidades de
negocio tienen los mercaderes de la miseria que pululan en las faldas del
Estado y pueden provenir de cualquier sector: militar, chavista u opositor, eso
es lo de menos: el negocio es una cosa y la política otra.
Mientras
más escasez exista la gente estará más dispuesta a pagar por el bien, en este
sentido, generarla es un negocio muy rentable en el que muchos ganan pero
principalmente hay dos actores que son claves: los proveedores y los
revendedores. En este caso, el Estado aspira ser el principal proveedor de
bienes y paulatinamente lo está logrando.
Mientras
el Estado avanza firme en su rol de proveedor se abren más oportunidades de
negocios y ahí entran los revendedores: piense, ¿como los alimentos de la red
pública-principalmente pollo y carne- se consiguen por otra vía a precios de
mercado? Y esto se repetirá en la medida
que el Estado importe cada vez más bienes.
Detrás
de la escasez, el desabastecimiento y la
regulación de precios a estas alturas del partido lo que hay es una idea perversa
que se ha conformado en una industria y tiene un único propósito: extraer
rentas del Estado. En la medida que el tiempo pase y el modelo vaya
profundizándose será cada vez más difícil levantar los controles de precios y
llegará un momento en el que prácticamente será imposible hacerlo y si lo hacen
será insuficiente para
restablecer la dinámica productiva y comercial del país.
Lo
que vivimos es la materialización del fracaso de un modelo económico y la
puesta en marcha de los incentivos más perversos que hayan existido en la
historia económica de nuestro país. Así como en el paro petrolero hubo un
salvador que movió los barcos ahora vendrán otros a proveer lo que haga falta y
por supuesto la patria se lo agradecerá: ¡Pelaremos pero comeremos, hasta la
desgracia siempre, camaradas!....
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