Existen muchas definiciones teóricas y empíricas que abordan el término "fuga de capitales", sin embargo, un concepto muy muy general sería el de una salida masiva de capital privado de una economía. En este sentido, la fuga de capitales supone la colocación de capitales nacionales en otras economías y las razones pueden ser variadas. De acuerdo a Emilio Medina-Smith, fallecido profesor de nuestra escuela de economía, las causas de la fuga de capital se centran básicamente en condiciones macroeconómicas/oportunidades de inversiones y en el ambiente político e institucional.
En una investigación que llevó al profesor Medina-Smith a obtener el Premio Ernesto Peltzer otorgado por el Banco Central de Venezuela, se señala que la fuga de capitales en Venezuela comenzó a mediados de los 70 en plena bonanza económica y por lo tanto, antes de la crisis cambiaria. Luego vino Recadi y el famoso programa estructural del segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, lo demás es historia.
En el caso particular de nuestro país el tema de la confianza es clave para entender la salida de capitales de los últimos años, sin embargo, es válido preguntarse si toda salida de capitales es mala para la economía. El estudio realizado por Medina-Smith concluyó que para el período 1950-1999 "… los residentes venezolanos exportaron en términos nominales más de US$ 70.000 millones. A saber, por cada dólar estadounidense (US$) de la deuda externa que el país acumuló, los residentes venezolanos acumularon al menos dos dólares estadounidenses de activos en el extranjero. Dichas estimaciones revelan que para finales del siglo pasado los venezolanos poseían en el exterior, en términos reales, más de US$ 110.000".
Cuando se establece una cifra del capital que ha salido del país, la pregunta que surge es ¿qué se habría hecho si todo ese dinero se quedaba en el país?, yo preguntaría: ¿por qué se fue? Y la respuesta de los gobiernos es entre otras cosas, establecer controles cambiarios. En efecto, la principal razón técnica que se esgrimió desde el actual gobierno para establecer Cadivi fue la de evitar la fuga de capitales, sin embargo, desde el mismo gobierno se han encargado de informarnos que el control de cambio es una herramienta de control político, como muchas veces se ha escuchado en declaraciones de voceros oficiales.
Lo que en principio surgió como un mecanismo para evitar la salida de capitales de nuestro país ha sido un completo fracaso, económicamente hablando, porque queda claro que políticamente ha sido todo un éxito. Datos de la firma Ecoanalítica revelan que durante 2011 la salida de capitales fue de 18.906 millones de dólares y no obstante con eso, el sector público lo hizo por el orden de 14.174 millones de dólares, lo que quiere decir que incluso desde el sector público hubo una salida masiva de capitales, algo que no deja de causar suspicacia. La fuga de capitales que es un fenómeno propiamente del sector privado de la economía, apátridas dirían algunos, comienza a verse en el sector público, digan lo que quieran, técnicamente podría no ser lo mismo, pero en términos reales tiene los mismos efectos. La pregunta clave es ¿por qué el sector público genera una salida de capitales equivalente al 75% de la del sector privado?, más allá, sería importante revisar las cifras y con las consideraciones técnicas del caso, verificar si la salida de capitales del año pasado es mayor a la del año 83, punto de inflexión de la economía venezolana.
No deja de ser paradójico que con un control cambiario la fuga de capitales siga "vivita y coleando". No existe forma ni manera de confiar en la economía venezolana. La gente prefiere abrir una cuenta bancaria en otro país que invertir aquí. Es un simple problema de incentivos: ¿quién reconoce el bolívar como una moneda dura?, eso dejó de ocurrir en los 70 y esto lo ratifica el hecho que desde el sector público exista una fuerte salida de capitales. No hay confianza en la moneda venezolana y sin eso, sí es verdad que esos capitales No Volverán.
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