¿Es posible una mejora económica?


La respuesta a esta pregunta es un contundente SI y la forma de lograrlo es cambiando el modelo, ni siquiera el gobierno, sino el modelo. Ahora, que el actual gobierno no esté interesado en cambiar la forma de gestionar la economía es otra cosa.
La economía venezolana muestra los peores índices de calidad institucional de la región y en materia macroeconómica su desempeño deja mucho que desear. Nuestro país en los últimos treinta y cinco (35) años muestra uno de los peores resultados en materia económica del mundo y en los últimos diez (10) esa dinámica se ha acentuado. Si, ya sé que hay mucho dinero en la calle, que el venezolano come “más y mejor” que hace veinte (20) años y que los pobres son “tomados en cuenta”, sin embargo, ¿es esto suficiente?.
Los logros que muestra el actual gobierno en materia social y económica son cuestionables, principalmente, por el costo que estos han generado. Esto quiere decir que todo lo “logrado” hasta ahora ha podido hacerse a un costo social y económico más bajo. Un ejemplo de esto es el tema de las expropiaciones, no existe una relación que permita establecer que las expropiaciones han disminuido la pobreza o que los trabajadores de las empresas expropiadas están mejor después que pasaron a manos del Estado. Existirá una que otra particularidad pero pensar que esa es la vía para disminuir la pobreza es un insulto a la inteligencia de la gente.
En nuestro país la rendición de cuentas es un saludo a la bandera y por más tonto que suene es de vital importancia que exista transparencia en la gestión pública. Lamentablemente, lo que se ha hecho siempre es  entregar una “Memoria y Cuenta” en clave de acto social para que la ciudadanía crea que se rinden cuentas. Desde hace mucho tiempo no vemos interpelaciones en el Parlamento Nacional que exijan aclarar casos importantes del acontecer público. En la Venezuela actual, parecería pecado exigir investigaciones que lleguen a conclusiones que permitan responsabilizar a los culpables del desastre que estamos viviendo como nación.
El manejo de la economía se ha realizado con criterios de fidelidad a la causa política sin importar ningún criterio técnico en la toma de decisiones. Así tenemos un control de cambio draconiano y regulaciones de precios que no obtienen los resultados esperados porque tienen fallas de origen.
Las expectativas que se generan con un discurso tan agresivo por parte del gobierno son muy negativas para la inversión en el país. La inversión extranjera directa ha disminuido a niveles históricos en los últimos diez (10) años. Los grandes negocios se garantizan en el sector petrolero, donde sin duda, le dan garantías a las grandes empresas internacionales para que vengan a invertir. Mientras tanto, Colombia y Perú ven como las inversiones crecen porque hacen las cosas correctamente y muchas empresas prefieren ir a esos países que venir al nuestro.
Paro petrolero aparte, el sector muestra un desempeño errático y siendo este nuestro principal argumento para generar riqueza, es urgente mejorar la productividad de la industria petrolera nacional y eso se hace con inversiones, es la única forma. Es completamente y absolutamente falso que por estar comprometido con un proyecto político, en este caso, el revolucionario, la industria petrolera mejorará en su desempeño. En términos técnicos nada puede demostrar semejante barbaridad. El compromiso está en hacer cada vez mejor las cosas y ser más productivos; eso se puede lograr independientemente de las ideas políticas de la gente que trabaje en la industria.
Con el actual “modelo económico” no vamos a ninguna parte, el dinero seguirá estando allí y unos pocos aprovecharán su posición para tener acceso a privilegios. Se trata de hacer una economía productiva con ideas viables en el mediano plazo que permitan insertar a Venezuela en el contexto global, no solo del petróleo. El país tiene potencial y ha llegado la hora de explotarlo. De lo contrario, lo pagaremos muy caro.

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