Hace un par de semanas se
decidió la entrada plena de Venezuela al Mercosur y será formalizada el 31 de
julio en una reunión extraordinaria en Brasil. La noticia ha alegrado a las
filas del gobierno porque sin ninguna duda lo mostrarán como un logro, sin
embargo, hay mucha tela que cortar sí queremos analizar la decisión. Desde la
forma en que se gestionó su entrada hasta lo que económicamente implica para
nuestro país.
Todo indica que la decisión
de aceptar a Venezuela en el Mercosur es legal pero lo que no queda claro es si
es legítima, pues debieron suspender a Paraguay por los problemas políticos que
presenta para que el ingreso de Venezuela se materializara. Es importante
recordar que el Senado Paraguayo estaba en contra del ingreso de nuestro país
al bloque subregional. Genera mucha suspicacia que solo con la suspensión de
Paraguay haya sido posible la entrada de Venezuela. Por la medida chiquita, nuestro
país entra por lo puerta trasera, es como si, usted asista sin estar invitado
al matrimonio de alguien que conozca y además se tome fotos con los novios para
que las coloquen en el álbum de la boda.
Respecto al impacto
económico de pertenecer al Mercosur, se debe tener claro que este es el peor
momento de la economía nacional para hacer frente a semejante reto. Al lado de
Brasil y Argentina, nuestro país no tiene absolutamente nada que ofrecer en el
corto y mediano plazo, mientras que ellos si tienen que ofrecernos y mucho.
Para ellos somos un muy buen negocio porque expandimos sus posibilidades de
exportación pero nosotros ¿qué le podemos vender?, ¿Cómo puede un empresario
venezolano ser competitivo en el extranjero con un tipo de cambio como el
actual?, ¿Cómo ser competitivo con el grave problema eléctrico que presenta el
país?.La realidad de la economía venezolana revela que muchas empresas han
dejado de producir para convertirse en distribuidores porque ese es mejor
negocio.
Con las
actuales condiciones de la economía venezolana me imagino que algunas de las
cosas que se podrían ofrecer al Mercosur son: artesanos de Cuyagua podrán
exhibir sus piezas en las playas de Rio de Janeiro. Las conservas de coco de
Choroní se podrían enviar a Montevideo. Existiría una extraordinaria
oportunidad de negocio con patacones congelados para microondas. Imagínense
colocar en Punta del Este el popular “vuelve
a la vida, rompecolchón y espérame en el piso” en envases Premium. También
los vendedores venezolanos de lentes chinos podrían exportar “sus productos”. Las panelas de San
Joaquín serían un éxito e incluso el gobierno podría exportar “combos para marchas” y así promover la
participación política.
Las asimetrías económicas
respecto a Brasil y Argentina son significativas y en las actuales condiciones
celebrar la entrada de nuestro país al Mercosur no deja de ser una
irresponsabilidad. En el corto plazo, será negocio para Brasil, Uruguay y
Argentina y para los grupos cercanos al gobierno que tengan acceso a dólares
baratos, se convertirá en un mecanismo institucional de extracción en
detrimento del aparato productivo nacional.
Mucha gente verá como
positiva la entrada de marcas brasileras y argentinas pero en el fondo eso le
hace un gran daño a los empresarios nacionales porque no tendrán la misma
posibilidad de colocar sus productos en esos países porque no son competitivos.
Falta mucho por avanzar para que la entrada de Venezuela al Mercosur genere
frutos, con el actual modelo económico no hay nada que buscar en el bloque
subregional. Mientras tanto los empresarios brasileros se frotan las manos,
pues, el gobierno venezolano decidió ser el patio de Brasil y no de los Estados
Unidos de Norteamérica que no es lo mismo pero es igual, espero que ahora
entiendan cuando Lula le dijo al Comandante-Presidente: “tu victoria será nuestra victoria”. Preparémonos para la invasión
amazónica.
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