Este artículo salió publicado en el diario Tal Cual hace unas semanas y me lo envío el prof. Leonardo Vera
Son los grandes beneficiarios de la legislación que regula el sistema de viviendas y política habitacional. Tienen acceso irrestricto al financiamiento público en condiciones más favorables que el resto de la población. Son demandantes fundamentales de servicios de educativos, de esparcimiento, turismo, de pólizas deseguro, de bienes durables, electrodomésticos y vehículos. Consumidores conpiscuos en todos los espacios, son ellos quienes han provocado sigilosamente eldesbordamiento de la capacidad de los servicios de salud privados del país ¾lo quedesde otra mirada no muestra sino el estado de postración y abandono de la salud pública en Venezuela.
Los empleados públicos en Venezuela estimados, apenas 4 años atrás, en un millón cuatrocientos mil personas, suman hoy día casi 2 millones. De hecho no hay sector enla economía que haya exhibido en los últimos años un crecimiento del empleo tanimportante como el sector público. Entre en tercer trimestre de 2003 y el tercertrimestre del año pasado, el empleo público en Venezuela creció 38%, en tanto que el empleo en el sector privado lo hizo en sólo 10%. A decir por estas cifras del INE,l a bonanza petrolera ha emplazado entonces 4 veces más empleos en el sector público que en el sector privado. No menos impresionante es la movilidad salarial que exhibela emergente clase social. El índice de remuneraciones que publica trimestralmente el BCV deja ver, que en los últimos cuatro años, el ingreso salarial de los trabajadores en Venezuela ha subido 86%, pero el de los empleados públicos lo hizoen 197%. En esencia, lo que esto significa es que un trabajador promedio que ganaba en Venezuela para finales del año 2004, y por así decirlo, 500 mil bolívares al mes,pasó a ganar cuatro años más tarde 930 mil bolívares; pero su par en el sector público pasó a ganar un millón y medio de bolívares. De hecho con una inflaciónacumulada en cuatro años de 95%, el trabajador común y corriente ha sufrido una pérdida de salario e ingreso real, en tanto que el empleado público ha podido indexarse con éxito.
Por supuesto los excesos y las extravagancias no faltan. Magistrados que cobran sueldos de 28 millones de bolívares al mes, ediles que se asignan bonos vacacionalesde 20 millones o registradores públicos que ganan cuatro y cinco veces lo que unmagistrado. El cuadro no se hace sino más lamentable cuando uno recuerda la sentencia de Marx. "que todo trabajador productivo es un asalariado, pero no todo asalariado es un trabajador productivo".
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