En enero de este año la
fundación Heritage y el Wall Street Journal publicaron la vigésima edición del
índice de libertad económica. Un indicador que establece diez libertades
económicas: derechos de propiedad, libertad frente a la corrupción, libertad
fiscal, gasto público, libertad empresarial, libertad laboral, libertad
monetaria, libertad comercial, libertad de inversión y libertad financiera.
Adicionalmente, estos diez sub índices se dividen en cuatro grupos: estado de
derecho, tamaño del gobierno, eficacia reguladora y apertura de los mercados.
El índice se mide del 1 al 100 y mientras más alto sea el puntaje, mayor
libertad económica presenta esa economía.
De acuerdo al resultado, las
economías se pueden clasificar como libres (80-100 puntos), mayormente libres
(70-79,9 puntos), moderadamente libres (60-69,9 puntos), mayormente controladas
(50-59,9 puntos) y reprimidas (0- 49,9 puntos). Los resultados del último
informe muestran que Hong Kong es la economía más libre con 90,1 puntos y Corea
del Norte la más reprimida con 1 punto. Además de Hong Kong cinco economías se
clasifican como libres: Singapur, Australia, Suiza, Nueva Zelanda y Canadá. Por
otra parte, 28 economías son consideradas “mayormente libres” 56 “moderadamente
libres”, 61 “mayormente controladas” y 27 “reprimidas”. En la zona de América
del Sur, Centroamérica y el Caribe 29 países forman parte del estudio. Chile obtiene
el mejor resultado con 79 puntos y Cuba el peor con 28,5 puntos.
Nuestro país ocupó el puesto
175 entre las 178 economías de las cuales se pudo obtener información y el
penúltimo lugar en la región. En la clasificación general 3 países obtienen
peores resultados que Venezuela: Zimbabue, puesto 176 con 35,5 puntos, Cuba en el puesto 117 con
28,7 puntos y Corea del Norte. Nuestra calificación es 36,3 puntos. Los socios
“comerciales e ideológicos” del ALBA obtienen mejores resultados que nuestro
país. Ante este resultado, surge la pregunta: ¿qué pasa con nuestra economía?,
¿por qué países afines en lo ideológico presentan mayores libertades
económicas? ¿está nuestro gobierno sobreestimando el petróleo?
Los resultados demuestran
que respecto al año pasado, de los 10 sub índices medidos, Venezuela mejoró la
calificación en 3, disminuyó en 4 y obtuvo la misma calificación en el resto.
En los 20 años de medición del índice nuestro país ha disminuido su
calificación en 23, 5 puntos, la peor
disminución de todos los países que forman parte del estudio.
La libertad económica no es
un objetivo, es un medio para alcanzar un fin que es vivir mejor. Siempre será
discutible si la libertad económica a secas es sinónimo de calidad de vida, lo
que sí sabemos es que los países con mayores libertades económicas poseen
ingresos per cápita mayores y que en cualquier país con mayores libertades económicas,
sin necesariamente catalogarse como “libre” se vive mejor que en la Venezuela
actual, de eso, no tengan la menor duda. La economía venezolana ha sido por lo
general “mayormente controlada”. Históricamente la dirigencia política de
nuestro país ha creído que por el tema petrolero eso tiene que ser así, en
lugar de realizar cambios favorables y generar mayores libertades económicas,
surgió esa nueva casta política denominada “chavismo” y convirtió a la economía
venezolana en “reprimida”, los resultados están a la vista, lo demás es
gamelote y propaganda.
Recientemente se presentó oficialmente el sistema de abastecimiento seguro de
alimentos que tiene como principal figura la “tarjeta de abastecimiento seguro” para realizar compras en la red
pública que venden alimentos: Mercal, Pdval y abastos Bicentenario. A partir
del primero de abril comienza el registro biométrico que no es más que el
levantamiento de una base de datos de afiliados a dicho programa basado en la
huella dactilar de cada usuario.
De
entrada el nombre del programa genera suspicacia porque al reforzar la idea de abastecimiento seguro da la sensación
que en este momento no lo es, es decir, el gobierno con esa frase reconoce que
hay fallas en el abastecimiento de alimentos en la red pública y su solución al
problema es racionar la venta de productos. Durante la presentación del sistema
el ministro de alimentación Félix Osorio utilizó eufemismos para tratar de
ocultar lo que es obvio.
En
principio presentarán la tarjeta de abastecimiento seguro como un programa de
fidelidad a las tiendas de la red pública. Estos programas son muy conocidos
internacionalmente y en el país se aplican en varias tiendas del sector
alimentos y farmacia. La idea es que al afiliarse al programa el beneficiario
reciba descuentos y participe en diferentes rifas que el gobierno en su momento
anunciaría. Si no desea afiliarse podrá comprar pero no recibirá los beneficios
de estar asociado a la tarjeta de abastecimiento (generalmente son descuentos
en los productos), en este caso y dado que los productos de la red pública de
alimentos están subsidiados, lo lógico es que de no tener la tarjeta la gente
compre pero no pueda participar en las rifas que promocionarán.
Hasta
aquí todo suena muy bonito (excepto el tema de los subsidios) pero como en
economía los almuerzos gratis no existen, es importante entender que podría
estar detrás de este mecanismo. El argumento del gobierno para la tarjeta de
abastecimiento seguro es el contrabando de alimentos porque la “comida se ha convertido en mercancía”. Lo
que en el gobierno saben y no reconocen públicamente es que los responsables de
esa situación son ellos mismos por el absurdo control de precios que insisten
en mantener. Ante esta situación y el desabastecimiento existente no les queda
más que racionar o que es lo mismo “abastecer
de forma segura”.
El
Ministro Osorio afirmó -palabras más, palabras menos- que no es normal que una
persona compre comida todos los días. De eso se concluye que si usted compra
pollo hoy, no podrá comprar nuevamente hasta que le corresponda. Esto quiere
decir que se debe tener una planificación exacta de lo que usted consumirá en
la semana. Todavía queda la duda si el sistema funcionará con terminales de
cédula para comprar, si es así, todo quedaría al azar porque si el día que a
usted le corresponde comprar no hay pollo y este llega tres días después, usted
tendrá que esperar al día de la semana siguiente que le toca comprar para ver
si queda pollo y puede comprarlo. Si por el contrario, no es por número de
cédula y usted puede ir a comprar cuando crea conveniente muy probablemente le
apliquen una cuota por producto y eso no tiene otro nombre que racionamiento.
El gobierno a través
de este programa reconoce (implícitamente) el problema con el abastecimiento de
alimentos y también confirma que los seguirá teniendo en el mediano plazo. Para
ellos la solución es seguir importando y regulando precios pero para eso,
ahora, están obligados a racionar porque las regulaciones son cada vez más
difíciles de sostener. Un ejemplo de esto es el aumento de varios de los
productos de la canasta de bienes regulados, eso sí, no lo dicen muy duro ni
hacen un acto para eso. La fiesta populista debe continuar pero ahora sin mucho
lujo, los mejores tiempos parecen haber pasado y ahora solo queda “vivir del apellido” que en este caso no
es más que la propaganda oficial. Todo esto genera la duda si la tarjeta está
pensada solo para el sector público, en definitiva, si ¿llegó para quedarse?
El
país vive días muy difíciles, tanto en lo económico, político y social. Problemas hay por todas partes y
lamentablemente parece que nos estamos acostumbrando a eso. Mientras todo el
mundo piensa en lo político (por razones más que obvias), la economía sigue
aceleradamente por un precipicio: en términos reales la economía está
paralizada. Desde hace meses he advertido que estamos en condiciones muy
parecidas a la del paro del año 2002 pero sin estar oficialmente en paro.
Las
colas se han convertido en parte de la rutina del venezolano y el racionamiento
lenta pero explícitamente invade nuestra actividad comercial. En la actualidad
no hay forma ni manera de hacer compras de una manera agradable, lo que para
muchos ha sido un tema de distracción (a pesar del problema inflacionario que
sufrimos desde hace 35 años) ahora es una fuente de angustia y desesperación.
Mientras
tanto el gobierno y la oposición desarrollan sus propias épicas para salir
“vencedores” de esta contienda absurda que nos arrastra a todos por igual. Las
decisiones económicas no terminan de tomarse y el Sicad es una de las tantas
que se deben desarrollar para que nuestro aparato productivo comience a
levantarse. Un país sin una economía pujante producto del esfuerzo del trabajo
y la tecnología jamás saldrá adelante, lamentablemente, nuestro país es un
ejemplo de eso.
Mientras
algunos juegan a ser héroes y otros a ser revolucionarios la economía
venezolana presenta las mayores distorsiones de su historia. En el continente
nos ven con extrañeza porque es muy difícil entender como un país con las
mayores reservas petroleras del planeta vive una crisis económica tan severa.
En el extranjero comienzan a pensar que los venezolanos no estamos a la altura
del compromiso que tenemos, es decir, lo que está pasando no es solo culpa del
gobierno por sus políticas económicas erradas sino de la gente que lo adversa
por no querer entender la realidad que vivimos como país.
Los
problemas económicos que actualmente vivimos son superables y en menos tiempo
de lo que podríamos pensar, Venezuela podría recuperar su lugar en el contexto
continental, de eso no tengo la menor duda, sin embargo, para eso es necesario
cambiar el modelo económico y lamentablemente el gobierno no da muestro de
quererlo hacer. Su insistencia en ideas fracasadas nos está llevando por la
senda del racionamiento y el empobrecimiento. Con mucho menos de todo lo que se
ha gastado en términos sociales durante la revolución se podría tener un
verdadero sistema de seguridad social y un sistema de educación básica de
primer nivel.
Hasta
el año 2012 en términos políticos nos veían mal pero como en términos
económicos y sociales todavía se podría
mostrar “algo” la duda quedaba latente. En la actualidad nos ven peor
políticamente y como económicamente no hay resultados positivos que mostrar
queda en evidencia que la revolución bolivariana es una ficción. En lo
económico, estamos entrando lentamente y sin que la gente se dé cuenta en una
situación impensable hasta hace poco tiempo, sin embargo, la semana pasada
escuche en televisión a una señora joven afirmando (palabras más, palabras
menos) que ella no compraba pollo ni a 90 ni 110, no compraba harina a 30 ni
aceite a 40, que ella hacia su cola feliz de la vida y que le parece bien lo
que estaba haciendo el gobierno. Esa Venezuela de largas colas es la que
tenemos y posiblemente la que se establezca como patrón en el corto plazo si no
se toman las decisiones adecuadas.
De acuerdo a las declaraciones del Ministro Rafael
Ramírez a partir del día de hoy comienza a funcionar el Sicad II. Este
mecanismo se convertiría en la tercera tasa de cambio oficial que regiría en
nuestra economía. Según lo afirmado por el Ministro Ramirez el viernes pasado,
Sicad II será una maravilla, no presentará trabas, siendo la oferta y la
demanda las protagonistas de este nuevo episodio de la novela cambiaria
revolucionaria.
Sin duda la iniciativa es positiva y se debe ver con
buenos ojos que el gobierno haga un intento (posiblemente insuficiente) por
sincerar la política cambiaria. Posiblemente lo está haciendo un poco tarde,
sin embargo, es mejor que no hacerlo. Lo importante aquí es entender bien el
mecanismo y analizar hasta qué punto el gobierno podrá soportar la demanda en
ese mercado, es decir, ¿hay suficientes divisas para abastecerlo?, en este sentido
hay argumentos para todos: quienes dicen que para este año podrían conseguirse
los recursos y otros que son completamente escépticos con el tema y no creen
que Sicad II pueda funcionar.
Todo indica que el gobierno no tiene mayor margen de
maniobra y tendrá que asumir este tercer tipo de cambio de acuerdo a lo que
dictamine el mercado, lo cual, supondría un tipo de cambio bastante mayor al
que tenemos en la actualidad. Mientras más alto sea este tipo de cambio, se
esperaría que la demanda disminuya, sin embargo, al ser menor que el
innombrable salta la pregunta, si hay gente que está comprando a esa tasa
innombrable:¿por qué dejarán de hacerlo a una tasa menor como la que tendría
que surgir de Sicad II? En principio la idea es rescatable, el problema es que
no queda claro ¿hasta dónde llegará?, ¿Cuál será su profundidad? y ¿qué impacto
tendrá sobre la dinámica en el otorgamiento de divisas que se requieran para
bienes que acudan a Cencoex y Sicad I?
No deja de llamar la atención que el gobierno haya esperado
hasta este momento para tomar la decisión de re-legalizar el mercado permuta, ¿por qué dejar que el innombrable se depreciará tanto?, ¿es
una estrategia deliberada o simple incapacidad? Sin duda esto oxigenará el
mercado cambiario, sin embargo, no hay que hacerse muchas ilusiones porque esto
no es más que un trapito caliente. Nada garantiza que el abastecimiento mejore
porque debemos entender que el gobierno presenta un serio problema en la oferta
de divisas. Recientemente se ha vuelto ir a China y Rusia para pedir
financiamiento, eso no es por gusto, es por necesidad.
El Sicad II supone el primer paso para ir sacando a gente
de la fiesta, se acabo la manguangua pero no para todo el mundo, básicamente se
acabará para los sectores medios asalariados. Los grupos de presión tendrán su
cuota asegurada en el reparto y para ellos muy difícilmente cambien las cosas.
Ahora la fiesta será con estricta invitación, nada de arroceros porque no hay
cama para tanta gente, es bueno que lo entiendan de esa manera y recuerden que
esto apenas comienza.
El país vive días difíciles, negarlo
sería una tontería. La situación económica es cada vez peor y todo indica que
empeorará en la medida que desde el gobierno no den muestras de cambiar las
condiciones bajos las cuales opera la economía. Lo que estamos viviendo es una
lucha feroz por el control cambiario, es decir, quien controle los dólares,
controla el país.
Detrás de toda esta situación, lo que
existe es el enfrentamiento entre grupos de poder para controlar las rentas
provenientes del mecanismo más perverso que ha existido en nuestra economía en
los últimos treinta (30) años: el control de cambio. Llámelo Recadi, Otac o
Cadivi, es indiferente, lo que usted debe entender amigo lector es que vivimos
toda esta tragedia económica porque existen grupos muy poderosos que están en
desacuerdo con sincerar la política cambiaria de este país porque perderían
espacios y poder. Tal como se plantea el juego hoy, quien domina los dólares
tiene el poder político. De eso sabe bastante el ex ministro Jorge Giordani
quien testarudamente ha hecho de nuestra economía la de mayor retroceso en el
hemisferio occidental en los últimos quince (15) años.
He expresado muchas veces en este
espacio que el modelo económico del gobierno es un desastre, sencillamente no
funciona. No existe excusa alguna para que estemos viviendo todo esto. Hay que
decirlo, este gobierno se rumbeó todo el dinero que ha ingresado a este país
desde que llegaron al poder y no quieren asumir su responsabilidad. Solo les
queda decir: “la revolución se ocupó de los pobres”, un argumento que es un
insulto a la inteligencia de la gente decente y trabajadora de este país.
Si el gran logro de la revolución es
haber hecho que la gente más desposeída del país esté bien, permítanme decirles
que existen formas muchísimo mejores de hacer que la gente viva mejor (si es
que acaso, los pobres de este país lo hacen), Brasil, Colombia, México y Perú lo han demostrado. La revolución y su modelo económico es pura
ficción.
Quien imaginaría en el año 2006
cuando el comandante eterno y máximo representante de la revolución bolivariana
arrasaba en las elecciones presidenciales que ocho (8) años después el país
pasaría por la situación que actualmente atraviesa. En ese entonces todo el
mundo vivía la euforia de de un modelo que exacerbó el consumo, la distribución
y nunca se ha ocupado de la producción y la generación de riqueza. Es falso que
Venezuela sea un país rico, las cifras lo demuestran.
Hoy más que nunca necesitamos
sensatez en materia política y económica, mientras el actual modelo siga en
desarrollo lo que nos espera son colas y más colas, inflación y más inflación,
escasez y más escasez. El “socialismo” tal como lo plantea el gobierno
significa inflación y escasez, es decir, COLAS.
Mientras los grupos de presión más
sanguinarios y mercenarios que han existido en la historia económica de nuestro
país resuelven su problema para ver como el control de cambios los sigue
beneficiando, la gente hace cola para comprar comida y medicinas, algo que no
deja de ser una inmoralidad dados los precios internacionales del petróleo. Es
inadmisible que estemos viviendo semejante situación. Este gobierno pone a la
gente a hacer cola en plena bonanza petrolera, imagínense si los precios del
petróleo disminuyen y se estabilizan.
Ya
estamos en febrero y la situación económica sigue deteriorándose. Los
“anuncios” que hacen desde el poder ejecutivo no se cumplen. El mejor ejemplo
de esto es la suspensión de la última asignación vía Sicad, lo cual genera más
ruido a la ya deteriorada economía de nuestro país. Particularmente, me cuesta
creer que sea por falta de recursos, tiendo más a pensar que es un tema de
luchas y disputas internas dentro del gobierno, lo que deja en evidencia que no
pueden ni organizar una liquidación de divisas para el sector privado, así
están las cosas en este momento.
Al
momento de escribir estas líneas el Banco Central no ha publicado los
resultados de la inflación del mes de enero y legalmente (cualquier cosa que
eso signifique en este país) tiene hasta el día de hoy para hacerlo. Nada
indica que la inflación se esté desacelerando y el abastecimiento mejorando.
Basta ir a cualquier supermercado para darse cuenta de lo que ocurre. Hace poco
fui a uno, había una cola para entrar y marcaban
con números a la gente en el brazo, ¿la razón?, había aceite.
Por
otra parte, los centros comerciales se ven en una situación bastante complicada
porque muchas tiendas no tienen mercancía y de seguir así llegará el momento en
que muchos comerciantes cerrarán sus tiendas. Unos tendrán más capacidad de
aguante que otros pero en general la situación no es la más placentera de
todas.
Números
de la Cámara Automotriz de Venezuela
(Cavenez) revelan que en enero se produjeron 296 vehículos, mientras que en
enero del año pasado la cifra fue de 1945. Para que entendamos lo que ocurre en
la industria automotriz: en enero de 2007 se produjeron 11 955 vehículos. De
los vehículos producidos en enero de este año, Toyota produjo 291 y Mack 5, las
ensambladoras restantes no produjeron vehículos durante el mes, de los modelos
chinos no tengo información.
De
acuerdo a la firma Ecoanalítica, la deuda no financiera en divisas del sector
público es de 56 215 millones de dólares para el año 2013. De este monto 8 700
millones por importaciones no liquidadas de Cadivi y 14 215 millones por
expropiaciones a empresas extranjeras, estos montos representan aproximadamente
41% de esa deuda. De esta cifra lo relevante no es tanto el monto sino las
condiciones financieras del gobierno para hacer frente a sus responsabilidades.
La situación de las líneas áreas entra en el monto total de esta deuda y desde
el gobierno plantean pagar con gasolina. Estarán pensando que las líneas aéreas
son como Bolivia, Cuba, Nicaragua y sus otros “socios”.
Lamentablemente
y como era de esperar, el Sr. Maduro no ha manejado la situación económica
adecuadamente, posiblemente piense que está haciendo su mejor esfuerzo pero
nada más alejado de la realidad. La inestabilidad del gabinete en materia
económica lo delata y si bien hace intentos como el de cambiar las autoridades
en el sistema financiero, la falta de un plan concreto y lógico desde el punto
de vista económico es la principal amenaza para que la economía se estabilice.
La designación de Andreína Tarazón al frente de la Superintendencia Nacional Para la Defensa de los Derechos Socio
Económicos (Sundde) y la respuesta de ella a Fedecamaras revelan
que en el gobierno no se toman la economía en serio.
Mientras
buena parte del país sacaba cuentas y sufría el despecho de la reducción del
cupo Cadivi, el gobierno promulgaba la Ley Orgánica de Precios Justos que en su
artículo 7 establece: “se declaran y por
lo tanto son de utilidad pública e interés social, todos los bienes y servicios
requeridos para desarrollar las actividades de producción, fabricación, importación,
acopio, transporte, distribución y comercialización de bienes y servicios”,
aclarando que el Estado puede comenzar el proceso expropiatorio cuando se hayan
cometido ilícitos económicos y administrativos.
La
ley crea la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socio
Económicos (SUNDDE) que entre sus atribuciones y facultades tiene “fijar los precios máximos de la cadena de
producción o importación, distribución y consumo, de acuerdo a su importancia
económica y su carácter estratégico, en beneficio de la población, así como los
criterios técnicos para la valoración de los niveles de intercambio equitativo
y justo de bienes y servicios”
Adicionalmente
se crea el RUPDAE: Registro Único de Personas que Desarrollan Actividades
Económicas y la figura del certificado de precios justos que servirá para
gestionar la adquisición de divisas y cualquier otro tramite que establezcan.
El artículo 32 de la ley establece: “el
margen máximo de ganancia será establecido anualmente atendiendo criterios
científicos, por la SUNDDE, tomando en consideración las recomendaciones
emanadas de los Ministerios del Poder Popular con competencia en las materias
de comercio, industrias y finanzas. En ningún caso, el margen de ganancia de
cada actor de la cadena de comercialización excederá el treinta (30) puntos
porcentuales de la estructura de costos del bien o servicio”
Los tipos de sanciones establecidos en
la ley son: multa, suspensión temporal del RUPDAE, ocupación temporal con
intervención, cierre temporal, clausura, confiscación de bienes y revocatorias
de licencias. Adicionalmente, las siguientes acciones estarán sujetas a multa o
sanción penal, dependiendo del caso: expendio de alimentos o bienes vencidos,
especulación, importación de bienes nocivos para la salud, alteración
fraudulenta, acaparamiento, boicot, reventa de productos de primera necesidad,
condicionamiento, contrabando de extracción, usura, usura en operaciones de
financiamiento, alteración en bienes y servicios, alteración fraudulenta de pecios y corrupción
entre particulares.
Esta
ley es otro paso para regresar a la edad de piedra, un granito de arena hacia
la barbarie. Es sencillamente inaceptable que en pleno siglo XXI tengamos que
ver cosas como esta. Los incentivos que están detrás de este artefacto legal
desarrollarán una gigantesca red de burocracia y corrupción. Cuanto
representará en costos para un pequeño comerciante “ponerse al día” con la ley;
después pretenden que eso no forme parte de la estructura de costos de los
empresarios y comerciantes. Es cierto, la ley da miedo pero también es cierto
que muchas veces el gobierno no mete miedo ni prendido en candela, es decir,
hay cosas que son sencillamente inaplicables. No dudo que intentarán hacerlo
pero me parece más que es un método de coacción para sacar los dientes cuando
necesiten buscar excusas de todo el desastre económico que están generando.
Con
esto no se resolverá ningún problema económico, los precios son precios y
punto. Si quieren que los niveles de precios no varíen en exceso, sencillamente
deben generar los incentivos para que la economía funcione adecuadamente y
dejar al mercado lo que es del mercado y al Estado lo que le corresponde. El
país va cada vez peor, lamentablemente se retrocede más rápido de lo que se
avanza y el mejor ejemplo es esta ley que esperemos se quede engavetada.
Amanecerá y veremos.
El
panorama cambiario parece aclararse un poco, sin embargo, siguen las dudas. Lo
anunciado por el ministro Ramírez la semana pasada se veía venir, es lo más
lógico, no está mal pero es incompleto, insuficiente e incierto.La situación
económica del país va más allá del cupo electrónico y las vacaciones para la
familia. Lo criticable no es lo que se está haciendo sino las razones por las
cuales se ha llegado hasta aquí. En las actuales circunstancias “migrar” la
mayor cantidad de sectores a otra tasa de cambio (que no es más que devaluar)
es lo más lógico. Se debe entender de una vez por todas que el dólar a 6,30 es
insostenible.
Me
impresiona muchísimo que la gente esté realmente preocupada por el tema de los
cupos y como quedarán. Parecería que ese es el gran problema del país: los
cupos de Cadivi, cuando en realidad hay cosas realmente importantes que
resolver dentro de la difícil situación económica que vivimos. Reinvindicar tu derecho al
cupo electrónico y de viajero barato en una situación tan compleja como esta es
insensato y muestra parte del problema.
Las
nuevas providencias en materia cambiaria establecen más restricciones para
destinos como Aruba, Bonaire,
Colombia, Costa Rica, Curazao, Panamá, Perú y Florida. Esto es lógico con la
idea de atacar a los “raspacupos”, sin embargo, lo que generará es que estos
cambien de destino y se muden a los países del ALBA o Mercosur donde
aparentemente todo quedo igual que el año pasado. A los Orlando dependientes,
no se preocupen, la revolución pensó en ustedes y podrán ir por ejemplo a Nueva
York, Atlanta, Chicago, San Francisco o cualquier otra ciudad del imperio, para
que conozcan un poco mejor ese país.
Es importante entender que a 11,30 Bs/$ la
demanda de dólares sigue siendo insostenible con lo cual es muy probable que
vengan otras devaluaciones en el resto del año, esto quiere decir que esta
novela apenas comienza. La tasa Sicad se deslizará semanalmente. Falta sincerar
aun más la situación cambiaria, el aumento de la gasolina, de los servicios
públicos y mayor escasez e inflación. Si, vienen colas y más inflación. El
modelo económico chavista y su variante “madurista” se sustenta en elevada
inflación, eso está demostrado.
El gobierno avanza en su modelo de control social
y la gente piensa en los cupos de Cadivi, cada vez hay más restricciones. El
próximo paso muy posiblemente sea centralizar las importaciones, algo que ya
hemos comentado en este espacio. El avance hacia el estado
importador-comercializador es un hecho y eso si es verdad que es un paso
gigante en materia de control social, lo comerciantes y empresarios comprarán
los insumos que el gobierno decida, hacia allá vamos.
El panorama se despeja un poco pero no necesariamente se ve alentador.
Devaluar les ha tomado tres (3) anuncios oficiales, quiere decir que se debe
tener más paciencia porque posiblemente sea lento pero seguro. Sin prisa pero
sin pausa. Recuerden que el tema central son los “raspacupos” y no las empresas
fantasmas y las importaciones públicas ficticias
Recientemente en la Gaceta
Oficial Nº 40 280 se formalizó la creación del vice ministerio para la Suprema
Felicidad Social del Pueblo que se encargará de “la
rectoría de las políticas, planes, programas y acciones de prevención,
protección, salud, atención, educación, recreación e inclusión social,
así como la evaluación y seguimiento de tales políticas, para el abordaje de la
problemática social de los venezolanos y venezolanas”.
Las reacciones han sido
diversas, principalmente con un tono burlesco, como era de esperarse, sin
embargo, no deja de ser interesante porque la felicidad o bienestar subjetivo
como se le denomina en el área académica es uno de los temas de mayor
desarrollo e interés en los últimos años en las ciencias sociales,
principalmente en economía. Podríamos afirmar con toda responsabilidad que los
estudios de medición de la felicidad (bienestar subjetivo) están de moda.
Muestra de esto es que en
las principales revistas académicas de economía se ha publicado al menos un
artículo sobre el tema en los últimos 10 años y en algunos casos números
enteros o ediciones especiales para tratar el área. Para los escépticos es
importante aclarar que desde el año 2000 se edita el Journal of Happiness
Studies, una revista académica dedicada exclusivamente a publicar
investigaciones sobre el tema de la felicidad o bienestar subjetivo desde los
diferentes enfoques que existen en ciencias sociales. Lo que quiero aclarar con
esto es que los estudios sobre bienestar subjetivo forman parte de la agenda de
investigación en ciencias sociales y cada vez son más visibles. Por supuesto,
no están libres de críticas feroces como suele ocurrir cuando algún área emerge
con fuerza en el campo de la investigación empírica.
Hace pocos días, Angel
Alayon (@angelalayon) director del portal web Prodavinci (@prodavinci) escribió
un interesante artículo sobre la creación de este viceministerio. En esencia
concuerdo con Angel en la idea central de su artículo, yo lo complementaría con
algunas referencias al trabajo de Andrew Oswald que ha permitido desde el
enfoque económico un mejor entendimiento de los estudios de la felicidad al
establecer relaciones entre el bienestar subjetivo y la productividad, el
suicidio, la desigualdad, la hipertensión, la obesidad, el desarrollo humano y
el sexo por mencionar algunas de las variables que son estudiadas en el área y
que van más allá del ingreso como variable fundamental del análisis.
Aclarado el punto sobre la
felicidad como objeto de estudio, podemos valorar la propuesta del gobierno. Al
escuchar el anuncio yo le di el beneficio de la duda porque en realidad este es
un tema más serio de lo que parece, tanto así, que Inglaterra en pocos años
comenzará oficialmente a medir el bienestar subjetivo y lo tendrá como parte de
sus indicadores nacionales, sin embargo, cuando veo lo que realmente hará el
vice ministerio, concluyo que no es lo que ha debido o podría ser.
Lamentablemente será una oficina más que supervisará (si es que se puede) las
misiones y el tema del gasto social. Lo mejor que podrían hacer es evaluar
realmente los programas sociales, como Angel apuntó en su artículo. Hacer eso,
sería un logro, sin embargo y lamentablemente, siempre quedará la duda.
Ante semejante pomposidad,
lo mejor sería denominarla “Unidad de
seguimiento para el Bienestar Social” u “Oficina Nacional de Bienestar Social” y si querían darle rango
ejecutivo mejor quedaba “Ministerio/Vice Ministerio
de Bienestar Social”, cualquier de estos nombres se parece más al gobierno
y al venezolano en término generales, es como más ADeco que al fin y al cabo es
lo que termina siendo este país.
Lamentablemente un tema
interesante termina siendo una burla nacional principalmente por dos razones:
el desconocimiento de la gente sobre estos temas y la grandilocuencia de los
asesores del gobierno que en lugar de tomarse estos temas seriamente lo agarran
de guachafa. Esperemos que hagan una evaluación independiente y muestren los
resultados.
Como es costumbre en esta
época del año se presenta el proyecto de ley del presupuesto nacional para el
próximo ejercicio económico. El ministro Nelson Merentes en una fugaz
intervención presentó las premisas bajo las cuales desde el gobierno esperan
que se comporte la economía. El escenario base del gobierno es un presupuesto
inicial de 552,6 millardos de Bs, el precio del barril de petróleo en 60$, la
inflación entre 26 y 28%, crecimiento económico de 4% y no contempla
devaluación, es decir, las cuentas están sacadas a 6,3 Bs/$.
Lo del ministro Merentes la
semana pasada fue un saludo a la bandera, estoy convencido que presentó los
números porque es su obligación hacerlo pero él sabe que lo expuesto es falso y
no es precisamente un mentirita blanca, es una gran irresponsabilidad. Con la
actual situación económica del país no hablarle claro a la gente es una falta
de respeto.
Para que tengamos una idea
del contrabando que el ministro Merentes intentó meterle al país con el
presupuesto es necesario establecer que la inflación este año cerrará por el
orden del 50%, tres (3) veces más que lo establecido en el presupuesto del año
pasado. La economía posiblemente crezca este año pero de hacerlo será un número
magro y de seguir así las cosas el año que viene sería peor, cuidado si este
año cierra con contracción económica. El precio del barril de petróleo se
presenta deliberadamente subestimado para así poder manejar los recursos
discrecionalmente, ha sido así desde siempre pero la revolución ha exacerbado
esta práctica. El chiste de no plantear devaluación se cuenta solo, la economía
es inviable con el tipo de cambio oficial que tenemos y ellos lo saben.
El presupuesto de una nación
que es un importante documento para poder hacer análisis de la coyuntura
económica de un país se ha convertido en un chiste para los encargados de las
finanzas públicas. Sencillamente no pueden tomarse seriamente los números
presentados por el ministro Merentes, más cuando sabes que desde el año 2009 ha
afirmado que la inflación será de un digito, es decir, nuestro apreciado
encargado de la economía del país no tiene credibilidad alguna, podrá ser muy
buena gente pero sus anuncios no son creíbles y por lo tanto no generan
confianza.
La peor señal que puede dar
un gobierno es no ser transparente y si bien es cierto desde hace mucho tiempo
el presupuesto nacional no se ha cumplido, en esta oportunidad, la situación
económica no es igual a la de años anteriores. Es realmente delicada y la gente
merece un poco de respeto.
Un reciente estudio de la
firma consultora ODH revela que en los últimos seis (6) años el gasto ha sido
mayor a lo previsto, el desempeño económico nunca es el esperado, solo en dos (2)
oportunidades los años 2008 y 2012 el crecimiento efectivo de la economía se
acerco al estimado. La inflación sigue en aumento, en un (1) de los últimos
seis (6) esta se ha acercado a lo establecido en el presupuesto. El precio del
petróleo siempre es subestimado y nunca anuncian la devaluación. Esto corrobora
que no hay razones para creer en el presupuesto presentado.
La situación económica del
país es cada vez más compleja, los problemas coyunturales parecerían estar
convirtiéndose en estructurales lo cual es una muy mala noticia, mientras más
tiempo pase para ejecutar las medidas necesarias menos margen de maniobra
tendrán en el gobierno. El próximo año podría ser peor que este. La
responsabilidad es del gobierno que parece no estar entendiendo la magnitud del
problema económico que tenemos como nación. Amanecerá y veremos.
Una de las frases que más se
ha repetido sobre Venezuela en los últimos 30 años es “tenemos un enorme potencial”. Siempre que la
situación se complica utilizamos esa frase par darnos ánimo y no caer en la
desesperanza que a final de cuentas es lo peor que podría ocurrir.
Comparándonos con otros países de la región, sin duda tenemos enormes
posibilidades de llegar lejos como nación, sin embargo, lo de Venezuela va más
allá de sus posibilidades, es un tema relacionado con lo que creemos ser pero
no somos.
Nuestros gobiernos le hacen
creer a la gente que somos un país rico cuando no lo somos. Una cosa es tener
recursos naturales y otra muy distinta es ser un país rico. En general, el
venezolano tiene una relación particular con el petróleo y este sirve de excusa
para hacer del venezolano un personaje muy particular: viste y vive como el que
más tiene cuando muchas veces no le alcanza para el saldo del teléfono.
El boom de consumo de los
últimos 10 años refleja lo que el venezolano aspira ser, lo que quiere ser pero
estamos lejos de ser: un país de avanzada. Usted habla con colombianos,
mexicanos, brasileros y se da cuenta que nuestra realidad es completamente
diferente, se parecen mucho pero existen grandes diferencias. Latinoamérica
entera dio pasos muy importantes durante la última década en términos
económicos y sociales, sin embargo, Venezuela ha quedado rezagada. Nuestros
vecinos de la región no terminan de entender como con todo “nuestro potencial” estamos como estamos.
Lo que sucede y se discute
hoy en el país es algo que cuesta mucho asimilar en otras latitudes pues hace
ya un buen tiempo que las ideas que intentan implementar en Venezuela
fracasaron. Al extranjero le llama la atención la “modernidad” del venezolano y
la “antigüedad de las ideas” del gobierno actual. Es simplemente inconcebible
lo que hoy nos sucede.
Explicar el tema cambiario y
como se hacen largas colas en los supermercados o como no se consigue papel
sanitario es algo doloroso porque te das cuenta que no sirve de nada “tener un
gran potencial” si no sabes usarlo. El caso de Venezuela se parece mucho al
caso del prospecto numero 1 de la organización que sabiéndose con talento
comienza a hacer tonterías pensando que es intocable hasta que lo despiden y se
queda sin contrato después de haberse gastado todo el bono que le dieron cuando
lo contrataron, ¿les suena conocido ese caso?. Eso es lo que pasa con el país y
con los venezolanos. Tenemos mucho “potencial” pero no lo desarrollamos y
creemos que nos las estamos comiendo porque el petróleo da para eso y mucho
más.
Las cosas comenzarán a
cambiar cuando entandamos que no somos un país rico y que el petróleo no es un
fin sino un medio que podría llevarnos a ser un mejor país pero no es el único
medio que existe para que progresemos, posiblemente el más importante pero no
el único. Nuestro potencial en efecto está ahí pero necesita que lo
desarrollemos entre todos. Es falso que a todos nos toca una gota de petróleo y
que nos merecemos todo lo que creemos que nos merecemos, si no trabajamos y nos
esforzamos, no saldremos de esta dolorosa situación. Es necesario replantear lo
que nos interesa como país y como sociedad pero sobre todas las cosas, como
venezolano. Eso es vital para salir adelante, de lo contrario nos quedaremos
como el ejemplo del prospecto que lo tuvo todo pero nunca llegó, es decir, como
la eterna frase “tenemos un potencial enorme, pero…”
Las
relaciones políticas y económicas entre países siempre existirán, sin ellas la
globalización no sería posible. Nuestro país ha tenido muy buenas relaciones a
lo largo de su historia democrática con una gran cantidad de países y de las
más variadas tendencias políticas, sin embargo, lo que se ha logrado con Cuba y
China en los últimos años posiblemente sea algo nunca antes visto en nuestra
historia.
En
lo político Cuba ha logrado establecer una influencia importante para el
gobierno de Venezuela, con la estrategia de la ayuda social ha ido penetrando
poco a poco las más altas esferas del poder político en Venezuela, eso al día
de hoy es innegable. Pregúntenle a militares venezolanos si esto es cierto o
no. En este sentido es interesante reflexionar sobre la necesidad que tenemos
como país que otra nación influya de manera determinante en nuestra vida
política y no me refiero a que sea Cuba sino a cualquier otro país. Aquí no
vale la falsa dicotomía: si es Cuba es malo y si es otro país es bueno,
sencillamente, es inaceptable que otro país sea quien muchas veces decida lo
que se debe hacer en determinada materia. Una cosa es la cooperación
internacional de cualquier tipo y otra cosa es lo que este gobierno ha
permitido que Cuba haga en nuestro país.
En materia
económica se ha realizado un acercamiento con China que no deja de ser
interesante pero genera muchísimas dudas porque como en todo acuerdo o contrato
estamos obligados a leer lo que se denomina la “letra chiquita” para entender en su totalidad las condiciones de lo
que se firma. El detalle está en que los venezolanos no conocemos bien los
acuerdos y no sabemos exactamente lo que se está acordando. Si algo saben los
chinos es hacer negocios y si algo tenemos claro los venezolanos es que la
economía no va bien. Difícilmente los asiáticos hagan un acuerdo que no los
beneficie, lamentablemente no podemos decir lo mismo del gobierno venezolano
porque su condición es débil en este sentido, quien está necesitado es
Venezuela, no China.
Lo
que preocupa en el caso cubano es el tipo de colaboración que presta a nuestro
país, es en algunos casos excesiva e injustificable. En el caso chino preocupa
las condiciones de los acuerdos firmados porque no debemos olvidar que el
barril del petróleo se encuentra en niveles favorables desde hace mucho tiempo,
solo que a nuestro particular gobierno la cuenta no le cuadra.
Estamos
en una situación en la que sentimos que dependemos cada vez menos de nuestro
propio esfuerzo y capacidad para salir adelante. Los acuerdos con China podrían
presentar ventajas para nuestro país, sin embargo, la mejor parte se la estarían
llevando ellos. Estamos cada vez más endeudados y eso supone mayores
restricciones para el mediano y largo plazo. Nuestros futuros hijos nacerán
hipotecados.
El
gobierno no acude al Fondo Monetario Internacional (FMI) pero va a China que no
es lo mismo pero es igual, incluso podría ser peor. Todo indica que la última
visita al país asiático no fue tan positiva porque si bien se firmaron acuerdos
por montos importantes, dudo que hagan desembolsos en efectivo como los
requeridos por el gobierno venezolano. Ellos saben cuál es nuestra condición
financiera y nuestra forma de manejar las finanzas del Estado. No le extrañe
que los revolucionarios acudan a otros entes para buscar financiamiento
líquido.
Paradójicamente
se hace alusión a la patria pero cada vez importamos más y por eso dependemos
en mayor medida de otros países. El aparato industrial venezolano vive días
complejos y ante tal situación la respuesta es importar más, eso de sentarse a
dialogar con el empresariado es contrarrevolucionario camaradas, la dignidad
nacional se defiende comprándole a los chinos y haciéndole caso a los cubanos. Dentro
de poco cuando cualquier vuelo esté aterrizando en Venezuela, la tripulación
dirá: “Damas y Caballeros, bienvenidos a la República Boliburguesa de Cuchizuela”.
En septiembre del año pasado se publicó el
Ínforme Global de Competitividad que es un estudio conformado por 148 países y
basado en el denominado índice de competitividad global en el que se define la competitividad
como las instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de
productividad de una nación. Para esto se recopilan datos de doce categorías o
pilares de competitividad: instituciones, infraestructura, entorno
macroeconómico, salud y educación
primaria, educación superior y formación, eficiencia del mercado de bienes,
eficiencia del mercado laboral, desarrollo del mercado financiero, preparación
tecnológica, tamaño del mercado y sofisticación en materia de negocios e
innovación.
Los resultados muestran que
la competitividad en la región se está estancando debido a que se muestran
bajas tasas de productividad. Los países mejor clasificados son Chile (34),
Panamá (40), Costa Rica (54), México (55) y Brasil que pierde ocho puestos
respecto al año pasado y se ubica en la posición 56. Los tres primeros lugares
del índice lo ocupan Suiza, Singapur y Finlandia respectivamente, manteniendo
sus posiciones respecto al año anterior. Por su parte Venezuela ocupa el puesto
134 superando solo a Mali, Malawi, Mozambique, Timor-leste, Myanmar, Burkina
Faso, Mauritania, Angola, Haití, Sierra Leona, Yemen, Burundi, Guinea y Chad.
Esto demuestra que nuestro país actualmente es el menos competitivo de
Suramérica y el penúltimo de Latinoamérica.
El informe señala que
Venezuela presenta un continuo deterioro en las variables tomadas en cuenta
para el estudio, principalmente en las variables macroeconómicas y el desempeño
institucional que queda evidenciado con los peores resultados del estudio en
cuanto a eficiencia gubernamental, corrupción e independencia del poder
judicial se refiere. Estos resultados se ajustan a la realidad que vive el
país, sencillamente no se puede tapar el sol con un dedo: nuestro país es
económica e institucionalmente inviable, un fracaso con letras mayúsculas.
Un país en el cual 95% de
sus ingresos provienen de una misma actividad difícilmente sea competitivo en
términos globales. ¿Cómo puede competir un empresario venezolano con uno
chileno, brasilero, argentino o colombiano?, ¿qué puede ofrecer este país más
allá de petróleo?, con el actual modelo económico, absolutamente nada.
Piense en cualquier país
medianamente decente y se dará cuenta que es más competitivo que Venezuela,
nuestra productividad que en los últimos 35 años ha venido disminuyendo, en los
último 10 se fue por un barranco. No piense en los comerciantes, piense en el
sector industrial, en los empresarios que transforman materias primas y
producen un bien, ahí es donde estamos muy mal y un país así es absolutamente
imposible que funcione, puede ser que ande pero eso no garantiza que lo haga
bien.
Lamentablemente el modelo
económico ha incentivado el comercio y los servicios, eso que no está mal es
difícil que sea sostenible, más cuando entendemos que el principal incentivo es
un tipo de cambio artificialmente bajo. El sector industrial es el más
perjudicado con el actual tipo de cambio porque los incentivos son a importar y
no producir, la única manera que les vaya bien es teniendo acceso a dólares
preferenciales y ya conocemos muy bien esa historia.
Las políticas erradas y el
oportunismo histórico presente en buena parte del sector industrial del país
llevan a que nuestro país hoy muestre niveles de competitividad tan bajos. Venezuela
no produce absolutamente nada pero se hacen muy buenos negocios porque si algo
tiene nuestro país es que se hace dinero fácilmente y con unos niveles de
rentabilidad bastante atractivos. Este es el cuento de nunca acabar,
internacionalmente somos el hazme reír del mundo occidental y lo estamos
pagando a un precio demasiado alto. Mientras tanto tenemos patria ¿para qué
más?
Sean todos bienvenidos a
Distorsiolandia, el país de las maravillas donde todos tus deseos de consumo
pueden convertirse en realidad. Poseemos
uno de los tipos de cambio más sobrevaluados del planeta y en eso radica
nuestro éxito económico. Actualmente poseemos un generoso plan de subsidios que
abarca desde los más necesitados hasta los que más tienen, sin exclusión
alguna. Si algo caracteriza a Distorsiolandia es la solidaridad de nuestros
gobiernos para que todo aquel que pueda beneficiarse lo haga sin ningún tipo de
restricción.
En los últimos 30 años
nuestra pujante economía ha tenido el acceso a las divisas extranjeras
controlado en 3 oportunidades y suman 17 los años con controles cambiarios.
Esta política medular del modelo económico distorsioladense ha permitido el
progreso de muchísimas familias y la consolidación de otras. Es falso que los
controles cambiarios hayan beneficiado solo a unos pocos. Hay que ver cuanta
gente ha pasado de no tener ni siquiera para pagar el alquiler a poseer un
patrimonio consolidado en cuestión de poco tiempo, eso se logra solo gracias a
nuestra política cambiaria. Los márgenes de rentabilidad son únicos en el mundo
e insisto mucha gente se ha beneficiado de nuestra acertada política.
Otro ejemplo para entender
como en nuestra pujante economía las mal llamadas “distorsiones” ayudan a todos
nuestros habitantes es el subsidio a la gasolina, en nuestro país el
combustible es el más barato del mundo, tanto así que el agua mineral es más
cara. Ningún país en el mundo puede decir lo mismo, nuestro subsidio a la
gasolina representa entre 4 y 5 % del producto interno bruto de nuestra
economía, esto ha permitido que los habitantes usen sus vehículos para
absolutamente todas sus actividades. Por ejemplo, en Distorsiolandia para
comprar el periódico, la gente prende su vehículo y va al kiosco que queda a
1-2 cuadras de su casa, no es necesario ir caminando.
Como el subsidio a la
gasolina ha sido tan beneficioso para la población, la educación superior es
gratuita, no importa que los estudiantes tengan recursos para pagar la
universidad, en este país independientemente de quien gobierne la universidad
será pública, popular y democrática. Lo de la calidad es otro tema que no viene
al caso en este momento.
Por otra parte, nuestra
política de precios ha sido de las más mejores en las últimas décadas. El
precio de los bienes más importantes para nuestra población está regulado, esto
permite que muchos productos sean baratos y como la cosa está tan buena existan
esporádicos episodios de desabastecimiento, nada que nuestro gobierno no pueda
resolver importando alimentos y electrodomésticos. Algo que solo es posible
gracias a nuestra acertada política cambiaria.
Este modelo económico ha
permitido que el desempleo esté en mínimos históricos, aquí el que no trabaja y
no produzca para la casa es porque no quiere, fíjese usted lo siguiente:
nuestra política de subsidios y regulaciones ha permitido que la gente pueda
desempeñarse como cadivero, sicadero, sitmetero, CNPero, entre otras
actividades muy lucrativas que agilizan la puesta en marcha de nuestra
actividad económica.
En Distorsiolandia es
difícil ver protestas en contra de los subsidios que la población recibe. En
los sectores menos favorecidos funciona muy bien la red de alimentos y en los
sectores medios-altos, nuestra política cambiaria ha permitido tener un
subsidio directo a las divisas que ha sido manejado de forma muy eficiente. En
nuestro país, los subsidios están muy bien enfocados: comida para los que menos
tienen y dólares para los que tienen un poco más, esto ha permitido tener a la
gente contenta en términos generales. Eventualmente surgen críticas pero nada
para preocuparse. Aquí la gente está feliz. Estos maravillosos subsidios nos
permiten tener hábitos de consumo únicos en el mundo, por eso te invito a
Distorsiolandia, donde el único riesgo es que te quiten el subsidio. La idea de
estas líneas se la debo a Omar Zambrano (@econ_vzla).
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La inversión en tecnología
es un componente importante para que los países progresen. No solo es la
acumulación de capital sino la capacidad creadora que tienen los países lo que
permite avanzar como nación. Lo que el gran economista austriaco Joseph Schumpeter
denominó “destrucción creadora”. Un país con mayor capacidad innovadora es sin
duda un país con mayor grado de desarrollo y crecimiento económico en el largo
plazo.
Actualmente desde la escuela
de economía y el instituto de investigación de Faces-UC junto con la profesora
Rosa Morales desarrollamos un proyecto de investigación sobre las capacidades
innovadoras de los países latinoamericanos. Algunos resultados que hasta la
fecha se pueden compartir son los siguientes: Durante el período 1976-2011, once
países de Latinoamérica: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba,
México, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela registraron 3681 patentes en la
oficina de patentes de los Estados Unidos de Norteamérica (USPTO). Brasil es el
país líder en la región seguido de México y Venezuela.
Este dato es revelador
porque cuando se compara con países industrializados nos damos cuenta que
estamos muy lejos de lo que ellos hacen, por cualquier tipo de razones pero
estamos lejos. Para que tengan una idea, el Instituto Tecnológico de
Massachusetts (MIT) ha producido más de 5 000 patentes en el mismo período.
Solo una universidad estadounidense ha producido más patentes que 11 países de
Latinoamérica juntos. Otro dato importante es que Japón presenta más de 1000
patentes solicitadas por millón de habitantes, mientras que ningún país de
Latinoamérica llega a 50 patentes solicitadas. La situación de la región en
materia de ciencia y tecnología no es la mejor. Se ha avanzado pero no lo
suficiente.
En este sentido el tema
institucional cobra un rol fundamental. Los nuevos enfoques del desarrollo
permiten explicar cómo los países con mayor capacidad creadora generan
instituciones inclusivas y por lo tanto menores desigualdades, es decir, en la
medida que existan incentivos a la invención la sociedad progresará. Todo esto
suena muy bien, el meollo del asunto está en que las elites muchas veces no
permiten que ese proceso de “destrucción creadora” se desarrolle a plenitud. La
historia del mundo occidental de los últimos 250 años está repleta de ejemplos que
permiten explicar cómo los grupos de poder intentan frenar dicho proceso.
El caso venezolano es
particular, nuestro país se ha especializado tecnológicamente en el sector de
química-metalurgia y construcciones fijas, algo que parece lógico debido a
nuestra principal fuente de recursos. Durante el período 1976-2011 se registraron
425 patentes de origen venezolano en la USPTO, algo que se dice fácil pero
cuesta mucho, sin embargo, sigue siendo muy poco.
Los incentivos que se
generan a la investigación, creación e innovación en un país permiten explicar
la composición de una economía y su dinamismo. Nada de esto es posible sin
capital humano y para ello los incentivos son vitales. Un país que no vuelque
su mirada hacia esta dirección seguirá siendo un pobre país por más recursos
naturales que posea. No sirve de nada bañarse en petróleo si no se crean
incentivos para invertir en investigación y desarrollo, es decir, en
tecnología.
Frente al mundo no somos
nadie en términos de ciencia y tecnología a pesar de los esfuerzos. No es
suficiente el esfuerzo individual se requiere del apoyo de todos. El Estado y
el sector privado son piezas fundamentales para aumentar la productividad tecnológica
de una nación. Este tema es más serio de lo que muchos piensan, el petróleo por
obra y gracia del espíritu santo no nos llevará por el camino del desarrollo y
el progreso. Una forma de salir de la inocente idea de “sembrar el petróleo” es
generar una política de Estado en ciencia y tecnología, léase bien, de Estado,
no de gobierno. Estructurar un marco de incentivos de largo plazo que permita
mejorar nuestros esfuerzos innovadores. Ese sería un gran paso.
Si
un legado ha dejado este periplo denominado “revolución” es la
desinstitucionalización del país. Eso lucía imposible en 1998 porque realmente
el país estaba en ruinas desde el punto de vista institucional, sin embargo,
los últimos catorce (14) años demuestran que siempre se puede estar peor. En el
contexto que actualmente vive el país urge la reinstitucionalización de la vida
política, económica y social. No hay posibilidad alguna que el país avance y
nosotros tengamos mejor calidad de vida con el funcionamiento institucional que
tenemos.
Parecería
un lugar común pero es vital que entandamos esta idea: las instituciones son
las reglas de juego y sin reglas claras no hay juego legal, es decir, muy poco
de lo que se haga puede ser creíble y eso genera inestabilidad, en nuestro
caso: política, económica y por lo tanto social. De nada sirve tener petróleo y
generar ingresos si las reglas de convivencia no están claras o expresado de
otra forma: “la única regla es que no hay
reglas”.
Desde
el punto de vista político es vital que cada bando se reconozca y se sienten a
dialogar para generar puntos de encuentro que sin duda tienen que existir, lo
contrario sería profundizar la actual situación que para nada nos conviene. En
lo económico es completa y absolutamente necesario cambiar de modelo y entender
que sin un sector privado fortalecido no hay petróleo que valga, una idea tan
simple como esta ha sido ignorada y ya ven como estamos: pareciéndonos cada vez
más a un país en guerra, los niveles de desabastecimiento y escasez lo
demuestran. Lo social es una bomba de tiempo que depende de la economía y si
tomamos en cuenta que con la situación económica medianamente estable ya había
polarización, el panorama luce más complicado.
Se
trata de hacer del país un espacio de convivencia, donde todos nos entandamos y
podamos tener calidad de vida, no se trata de tener dinero sino de vivir bien
que es muy diferente. Durante los últimos años se gestó un boom de ingresos
petroleros nunca antes visto y el país se está cayendo a pedazos, hasta los
seguidores del gobierno lo piensan, algunos lo dicen, otros lo esconden pero
saben que es así: el país es inviable tal como va, no existe posibilidad alguna
de progresar como nación con las actuales directrices, lamentablemente esa es
la realidad.
Difícilmente
se pueda avanzar en cualquier materia si no recobramos la vida institucional,
esa que permite a la economía funcionar adecuadamente y no de acuerdo a los
deseos juveniles de quien dirija la nación. Aquella que hace de la justicia y
del poder judicial un valor para lo sociedad y permite a la ciudadanía confiar
en los juzgados del país. La que hace ver a un policía como un ciudadano
ejemplar y por eso no se le tiene miedo. Esa es el espacio que estamos
obligados a recuperar.
Lamentablemente
el mundo se ríe de nosotros porque les cuesta creer nuestro presente, muchas
veces nos parece exagerado pero en el exterior tienen razón: un país donde no
hay papel sanitario es un chiste y si agregamos que es más fácil conseguir una
botella de escocés se convierte en una desgracia. Este es un país en el que es
más fácil conseguir licor que productos de primera necesidad, así estamos.
Definitivamente no somos un país serios ya ni siquiera sé si somos un país.
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