Durante la última semana de clases del mes de diciembre al menos 2 personas fueron víctimas del hampa en el estacionamiento de Profesores, de acuerdo a información no oficial el fin de semana pasado (9 y10 de febrero), robaron el cafetín y el viernes 15 un profesor fue víctima nuevamente del hampa. Como leerán, esto parece una calle cualquiera de la ciudad, una zona roja, es decir, cualquier cosa menos la Universidad. Ante esto no queda más que preguntarse ¿QUÉ CARAJO ES LO QUE PASA EN LA FACULTAD Y EN LA UNIVERSIDAD EN GENERAL EN MATERIA DE SEGURIDAD?, es decir, ¿hasta cuando seguirán robando a la gente de la forma más tranquila del mundo(sin contar que me robaron el carro en febrero de 2006)?.
Lo que más llama la atención es que esto ocurre y no hay un pronunciamiento por parte de las autoridades y la comunidad no exige una respuesta al problema (hasta este momento no me he enterado de convocatoria alguna para tratar este delicado problema). Todo el mundo se entera de lo que ocurre, lo comenta pero no hay acción alguna. Lo que hacemos es irnos más temprano de la facultad y estar pendientes cuando vamos hacia el estacionamiento, de allí no pasa.
Todo esto quiere decir que hay una completa y absoluta impunidad al respecto, lo que genera incentivos a que dichas acciones (intentos de robo, robos y hurtos) se cometan una y otra vez, es decir, la probabilidad de captura es muy baja y por eso es rentable cometer delitos dentro de la facultad. Es tan baja que la semana pasada una de mis alumnas tenía una actividad en un aula del 5to piso y se consiguió a una parejita celebrando el día de los enamorados sin ningún problema, hasta le pidieron tiempo para terminar, que tal? obviamente esto no es delito pero si falta de seguridad o no?.Dada esta situación lo primero que se debe hacer es analizar y discutir la situación seriamente, sin tonos políticos ni mezquindad.
El otro punto es el d la gobernabilidad, es decir, ¿quien manda en las facultades?, ¿por qué hay cada vez más kioscos en el pasillo hacia el estacionamiento de estudiantes? y lo lamentable es que ninguno vende libros ni nada que sirva a los estudiantes, eso sería un sacrilegio en el centro de comercio informal que existe en FACES. Lo preocupante de la situación respecto a los “mini locales” es que se está creando un calvo de cultivo para un gran problema de salud pública porque no vendrán a decir que tienen controlado absolutamente todo lo que pasa en esos pasillos y saben todo que venden y si lo saben se hacen los locos. Particularmente pienso que se les saldrá de la mano ese problema (si no es que se le salió ya) y será muy tarde cuando quieran poner orden en el asunto. La pregunta de las 40 mil lochas es ¿quien se está beneficiando con el surgimiento de tantos mini empresarios en la facultad?, ¿el gobierno universitario o el para-gobierno? Después no se quejen que comienzan a echar burrundanga a las chicas y la tasa de relaciones sexuales no consentidas aumente (dentro de la facultad). Es más sencillo conseguir un cupo para montar un localcito en los pasillos a que un profesor consiga financiamiento para realizar una investigación,¿qué tal?, ¿es eso lógico?
Otro punto respecto a la ingobernabilidad es lo que ocurre con el cafetín. Cada vez es más caro, la comida de peor calidad y nadie hace algo .La semana pasada sirvieron una comida con una animalito y todo, que tal? Las autoridades se lavan las manos diciendo que ya no tienen nada que ver con el cafetín. En promedio aumentan los precios de la comida 2 ó 3 veces en el año. Anote el precio de un almuerzo en el mes de enero y verifíquelo el mes de diciembre y se dará cuenta.
Con esta situación se hace necesario pensar y reflexionar la FACULTAD, tal como supuestamente se hace con el país. Es contradictorio que en una Facultad de Ciencias Económicas y Sociales sucedan estas cosas y no se den respuestas técnicas a los problemas, es decir, en una facultad con una cantidad considerables de PPI (investigadores) es inadmisible que no surjan las respuestas a los problemas que nos aquejan porque de eso se ocupan LOS POLITICOS.
Por todo esto y muchas otras cosas es que se necesita una agenda para paliar el caos que vive nuestra facultad. Un centro académico que se jacta de la EXCELENCIA nunca logrará serlo sino no es capaz de resolver los problemas cotidianos que ocurren en su seno, llegar a ser una facultad de calidad es mucho más complejo que colocar buena seguridad y ordenar las cosas que necesitan ser ordenadas y para eso hace falta voluntad política.