El desastre que somos

La barbarie se apodera aceleradamente del país, vivimos en la selva, cada vez es más difícil no ser atropellado por el abuso de quien justifica lo injustificable para hacerse con la suya. El más reciente ejemplo de esto lo viví en el Centro Médico Guerra Méndez debido a una intervención quirúrgica que se realizará un familiar. Después de introducir los papeles del seguro y ser aprobado el ingreso para la intervención, llamaron para “informar” que el presupuesto había cambiado y no se mantenía el que habíamos introducido. Es importante destacar que el presupuesto original es válido hasta el 16 de febrero.

El presupuesto aumentó 45,69% y a pesar de tener un presupuesto válido hasta el 16 de febrero y haberlo aceptado la semana pasada para tramitar el seguro debemos pagar la nueva tarifa. Al presentarme para que me explicaran la situación me dijeron que era imposible mantener los costos y que la analista había cometido un error porque se había girado la instrucción de no aceptar los presupuestos con los precios viejos. Ante esta respuesta pedí una carta explicativa del cambio en el monto del presupuesto y las razones por las que no podían mantener el acuerdo que ya habían contraído, lo cual es mi derecho y su deber. Ante esta petición inmediatamente respondieron que no podían y llamaron a la instancia inmediata superior para ver que podían hacer, obviamente se negaron alegando que no podían hacerlo y que revisara en el presupuesto donde decía: “el presupuesto es aproximado, está sujeto a variaciones por complicaciones del caso, requerimientos del paciente, aumento de los costos de las medicinas y/o material médico

Lo que si me dieron fue el presupuesto nuevo para agilizar el pago. Ante este cuadro de evidente atropello, te exigen más de lo que están dispuestos a dar: te piden pagar 45,69% más de la factura y son incapaces de dar una simple carta explicando los motivos de un cambio tan brusco. Esta situación es simplemente indignante porque en la actualidad los ciudadanos estamos en completa y absoluta indefensión ante los abusos de un gobierno ineficiente y de un empresariado que se apalanca en los abusos del gobierno para hacer lo propio, es decir, los empresarios asumen los costos de la ineficiencia del gobierno y los ciudadanos asumimos los costos de la ineficiencia de ambos sectores, esa es la triste realidad.

La ineptitud de una gerencia que no tiene la capacidad de estimar adecuadamente las estructuras de costos de sus principales productos y la ineficiencia de una pésima gestión de servicio, eso es lo que estamos viendo en este caso, todo bajo la excusa del gobierno y la situación económica. Comportamientos de este tipo ayudan a tener gobiernos como el actual y también propician el surgimiento de líderes mesiánicos como el creador de todo este desastre.

Entendemos la delicada situación económica del país, sin duda es pésima pero hasta qué punto la barbaridad que están cometiendo en el Centro Médico Guerra Méndez con los presupuestos no es el resultado de una mala gerencia y de una mala gestión de servicios. ¿Por qué los pacientes tienen que pagar esas ineficiencias? El tema más importante aquí no es el dinero sino el atropello constante al que son expuestos los ciudadanos con cada arbitrariedad que desde el gobierno generan y desde el sector privado muchas veces llevan a cabo escudándose en el desastre de gobierno que tenemos: ¿Hasta cuándo tanto abuso y tanto atropello?

Sirvan estas líneas para reflexionar sobre la grave crisis que vivimos como país y como sociedad. Cada vez es más difícil hacer las cosas bien. Las normas son accesorias y simplemente no hay posibilidad alguna de hacerlas cumplir. Los incentivos para hacerlo cada vez son menores. El sector público y ciertos casos en el sector privado lamentablemente así lo demuestran. Mientras tanto seguiré viendo cómo pagar el nuevo presupuesto y tratando de sobrevivir en esta selva de concreto, eso es lo que hay.