Así lo veo….


Al momento de escribir estas líneas no sabemos que pasará en los próximos días en materia política, todo indica que las cosas seguirán igual, sin embargo, en materia económica hay un panorama un poco más claro de lo que está por venir y esto es: independientemente del resultado electoral que está prácticamente cantado, este año será muy duro para la economía. Todos los reportes indican que en términos de crecimiento económico los resultados serán muy pobres y en materia inflacionaria ni se diga, con toda seguridad será mayor al 30 %.
Las variantes en el tema económico que pueda introducir un gobierno liderado por el Sr. Nicolás Maduro son muy pocas por no decir inexistentes. Esta afirmación se basa en su insistencia de profundizar la revolución. Si después de todo este tiempo, la economía venezolana es la más vulnerable de la región, no hay razones para pensar que si se profundiza el modelo estaremos mejor.
Existen argumentos de sobra para explicar que en la actualidad el modelo que pretende seguir el Sr. Maduro es inviable, no tiene ningún sentido y en la medida que más intente “profundizarlo” peor le irá al país y esto es así porque el menú de opciones para el gobierno es limitado. Cosa diferente si la oposición logra llegar al poder. Esto no quiere decir que un gobierno de Henrique Capriles lo tendría muy fácil, en lo absoluto, la situación seguiría siendo complicada pero las posibilidades de salir mejor parados serían mayores porque precisamente tendrían más opciones. Recuerden que en materia económica sigue estando en la palestra el tema de la devaluación, el aumento salarial y el de la gasolina.
En materia política, la situación es más confusa porque los resultados electorales muestran algo que nadie esperaba (ni siquiera la misma oposición): una tarjeta consolidada de oposición que sacó más votos que la tarjeta del partido de gobierno y un porcentaje de votos que los coloca en igualdad de condiciones en términos políticos y electorales, lo que no es cualquier cosa.
La petición de la oposición sobre el recuento de votos es válida, legal y legitima. Existen dudas razonables sobre el resultado electoral y el comando opositor está en todo su derecho de exigir un recuento de los votos. Hacerlo, legitimaría a la opción del gobierno en caso de tener los votos o dejaría en tela de juicio la credibilidad del ente electoral en caso de no tenerlos.
Los seguidores de la oposición deben tener muy claro que significa ganar o perder con un eventual recuento de votos. Las probabilidades de cambiar el resultado electoral son-a mi juicio- realmente bajas, sin embargo, esto no significa necesariamente perder y eso es lo que la gente debe entender en su justa medida. ¿Qué pasa, por ejemplo, si se hace el recuento y la diferencia es menor a la anunciada?, ¿es una ganancia o una perdida?
Desde hace meses he pensado que lo menos importante de estas elecciones era el resultado, entre otras cosas, porque la situación del país es lo suficientemente delicada como para pensar que las cosas mejorarán inmediatamente. Lo realmente importante de estas elecciones era hacerle frente a la barbarie, generar un muro de contención para decir: NO SOMOS INVISIBLES, AQUÍ ESTAMOS Y TENDRAN QUE TOMARNOS EN CUENTA. La cosa salió mejor de lo esperado y resulta que ahora hay un verdadero liderazgo opositor que esperemos salga bien librado de la estrategia que decidió seguir.
Lo que viene no será fácil ni en lo económico ni en lo político. Cada vez hay menos margen de maniobra para un “gobierno revolucionario” de poder llevar la economía de manera adecuada y en lo político, todo indica que está obligado a reconocer a la oposición como interlocutor válido, lo contrario sería una torpeza que lo perjudicaría más rápido de lo que cree. Entramos en la fase del entendimiento y el reconocimiento, por el bien del país estamos obligados a hacerlo. Ninguna de los dos partes tiene completamente la razón por ello debe existir el dialogo. Nos entendemos o nos fuñimos, si, más todavía.

Ahí viene la inflación…


Hasta el momento de escribir estas líneas el Banco Central de Venezuela no ha publicado las cifras de inflación del mes de marzo. Extraoficialmente se conoce que fue de 2,8% y que para el primer trimestre del año se ubicaría en 7,9%. De ser así, la variación intermensual y la variación acumulada serían las más altas para el mes de marzo y primer trimestre del año desde que se calcula el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC).
Más allá de los números que en realidad son preocupantes, está la calle, el día a día, la compra diaria. Los efectos del desastre económico que vive el país se están sintiendo y lo peor es que todavía falta. En menos de mes y medio el gobierno devaluó la moneda en dos (2) oportunidades y eso todavía no ha impactado los precios. Quiere decir que todavía falta por ver. Particularmente pienso que los meses de abril, mayo y junio serán duros en términos inflacionarios. Mucha gente piensa que la inflación no debería aumentar mucho porque los comerciantes ajustaron sus precios hace tiempo porque compraban el innombrable a un precio mayor al que por ejemplo podría asignar el Sistema Complementario de Administración de Divisas (SICAD).
Ese razonamiento que parecería lógico, obvia algo muy importante: el costo de reposición de los empresarios y comerciantes todavía no es conocido, es decir, si una empresa participa en una de las “subastas” del Sicad, no sabe cuando le volverán a asignar divisas y al ser así, está siempre latente la posibilidad de ir en busca del innombrable, entonces la idea del ajuste de precios es lógica pero no necesariamente cierta.
La dinámica de precios actual no permite ser optimista en el corto plazo. La realidad se impone por la vía de los hechos: el desabastecimiento y la inflación forman parte de nuestra triste realidad y todo indica que cualquier decisión del gobierno en esta materia será un pañito de agua tibia. En efecto el poder adquisitivo ha ido mermando pero posiblemente durante este trimestre es cuando más se ha sentido. Hay varios ejemplos: usted va a un taller mecánico y por lo general le cobran de mano de obra lo mismo que cuesta el repuesto (si lo consigue). Cada vez que visita un supermercado seguramente se impresionará del precio de los productos. Si va a una farmacia tiene que ir preparado. Hace poco, inocentemente pagué 30 Bs por un refresco de vaso en una feria de comida de un famoso centro comercial de la ciudad.
Lamentablemente, desde el gobierno subestiman el problema económico, creen que siempre podrán resolver las coyunturas porque para eso hay petróleo y su precio está alto. Un ejemplo de esto es cuando un seguidor del gobierno cree que no le afectan las devaluaciones porque no compra divisas. Hay una desconexión del problema económico porque durante años les hicieron creer que todo esto es sostenible y resulta que no es así. Cada vez más se evidencia que el modelo económico actual no es viable, el mejor ejemplo es que se necesita un precio del petróleo cada vez más elevado para poder continuar con el “Estado de bienestar criollo” que el gobierno ha desarrollado.
Más allá del resultado electoral, el panorama económico luce complicado. El tema cambiario no termina de definirse y eso tiene implicaciones importantes en términos de inflación y abastecimiento. Este trimestre ha sido particularmente malo en términos económicos, pregúntele a un comerciante y a una ama de casa para ver que le dicen. No es necesario esperar el número de inflación para entender que estamos en una difícil situación económica y que estamos obligados a entendernos después del 14 de abril, de lo contrario esto no mejorará. Gane quien gane las elecciones tendrá que hacer esfuerzos importantes por hacer que la economía funcione. Todavía estamos a tiempo de hacer los ajustes necesarios, nuestra economía tiene mucho potencial pero si no lo desarrollan no sirve de nada. El gobierno tiene una papa caliente en las manos.

¿Contra las mafias cambiarias?


Se realizo el primer llamado a la subasta de divisas y el resultado se dio a conocer dos (2) días después: doscientos millones de dólares (200 000 000 $) entre 383 empresas. Ese es el resultado que se tiene. No existe información oficial sobre el precio promedio manejado en la “subasta”, esto quiere decir que no se publicó más nada, solo el monto total adjudicado (que se sabía desde el día del llamado a “subasta”) y la cantidad de empresas adjudicadas.
La “subasta” se convocó un día lunes y hasta el viernes anterior la banca no tenía claras las condiciones y las funciones que cumplirían con este nuevo “sistema”. Bajo esas circunstancias se realizó la primera operación del Sicad y obviamente bajos esas mismas circunstancias se dieron los resultados, si es que se pueden llamar así. La opacidad es evidente y genera una señal negativa de cara al futuro. Hasta el momento de escribir estas líneas nadie conoce el listado de empresas que obtendrán divisas con esta primera “subasta”, tampoco los montos adjudicados, ni cuanto tendrán que pagar por cada dólar liquidado.
Con toda la falta de transparencia que rodeó a la primera operación del Sicad, desde el gobierno proponen “torcerle el brazo” a los inescrupulosos que forman parte del mercado paralelo de divisas. Eso no es más que un mal chiste. Es imposible que lo hagan si la adjudicación de divisas es un misterio, ¿Qué tal si el resultado de los llamados del Sicad da un tipo de cambio similar al innombrable? ¿Autogol?
De los “resultados” se desprende que lo de la subasta de Vickrey o subasta de segundo precio fue algo que dijo el ministro Giordani para salir del paso cuando anunciaron la puesta en marcha del Sicad. Afirmo esto porque cualquier tipo de subasta que se utilice sería un mecanismo transparente y está claro que este no lo es, por lo tanto, no es una subasta. ¿Qué gana el gobierno ocultando el resultado real de la primera operación del Sicad?
Lo único que tenemos claro al día de hoy es que el tipo de cambio resultante es superior al de Cadivi y Sitme, el precio base para la “subasta” fue de 6,30 y recuerden que en Sitme era 5,30. Esto quiere decir que las empresas participantes en esta primera operación del Sicad tendrán que pagar un tipo de cambio superior al de la devaluación realizada en febrero.
La opacidad con la que se estrenó el Sicad permite preguntarnos muchas cosas: ¿funcionará siempre de esa forma?, ¿es un mecanismo que le permite al gobierno, PDVSA específicamente, conseguir más  bolívares para hacerle frente  a sus compromisos políticos?, ¿existe la posibilidad de asignar divisas a precios diferentes en la misma “subasta”?, ¿cada llamado a “subasta” supone una devaluación?, sin tener un precio de referencia ¿cómo se luchará contra el innombrable?
El Sicad reafirma lo que tenemos tiempo diciendo: la política cambiaria del gobierno fracasó y ellos están asumiendo paulatinamente ese costo. Es posible que el Sicad suponga una flexibilización de la política cambiaria en el mediano plazo, esa es una buena noticia para los empresarios pero no para los consumidores. Seamos sensatos: el dólar oficial es una ficción, un subsidio para las clases medias que debe ir desapareciendo. Esta economía no soporta más un tipo de cambio artificialmente bajo y hay que prepararse para cambios en ese sentido. El Sicad es una extraordinaria posibilidad para sincerar el tema cambiario pero si se maneja de esta forma, tampoco funcionará, así no le torcerán el brazo a nadie. Mientras la asignación sea discrecional es poco lo que se puede avanzar en materia cambiaria. Las reglas tienen que estar bien definidas, cambiarlas en pleno juego genera desconfianza y es una triquiñuela que poco beneficia a la economía del país. Dada la campaña electoral no me extrañaría que hagan un nuevo llamado, incluyendo personas naturales. Finalmente se necesita bolívares para pagar compromisos en el gobierno y esta es una excelente oportunidad. Amanecerá y veremos.

Subastando la devaluación


La semana pasada el triunvirato de la economía venezolana, léase: Giordani, Merentes y Ramírez, anunció el Sistema Complementario de Administración de Divisas  SICAD. Esta nueva abreviatura de la fábula económica del gobierno, permitiría subastar divisas solo a personas jurídicas que estén inscritas en el Registro De Usuarios Del Sistema De Administración De Divisas (RUSAD), de lo contrario no podrán participar en la subasta. La subasta será de tipo “sobre cerrado al segundo precio” o como se denomina en la literatura de subastas: “de Vickrey” en honor a su creador William Vickrey, premio Nobel de economía en 1996 junto a James Mirrlees por sus “contribuciones fundamentales a la teoría económica de los incentives bajo información asimétrica”.

Mencionar en rueda de prensa un tecnicismo generado por un premio nobel parecería ser una estrategia inteligente para que la gente no dude tanto del asunto, el problema es que la mayoría de la población no sabe que es una subasta de Vickrey y por otra parte, eso no garantiza que el sistema funcione adecuadamente. Revisen lo que ocurrió con el espectro radioeléctrico en Nueva Zelanda cuando el gobierno lo subastó con subastas tipo Vickrey. Hicieron el ridículo. Un ejemplo que podría utilizarse como referencia es el Bolsin que utiliza el banco central de Bolivia para subastar divisas. Es un mecanismo utilizado desde 1985 que cada gobierno ha ido modificando al punto que no se puede decir que tipo de subasta es.

Lo preocupante del anuncio de la puesta en marcha del SICAD no es tanto el mecanismo sino las dudas que dejo. La subasta de Vickrey asigna a la puja más alta pero se paga el segundo precio más elevado, es decir, usted puede colocar en el sobre cerrado, cuanto está dispuesto a pagar y si resulta beneficiado por haber ofrecido más, terminará pagando un precio por debajo de lo que usted colocó en el sobre. Aclarado esto, surgen muchísimas preguntas sobre cómo funcionará la subasta y sobre cómo este mecanismo presionará a la baja la cotización del innombrable.

De la rueda de prensa surgieron más dudas que respuestas. Dijeron que para esta semana se haría la primera subasta y luego afirmaron que quedaría para después de semana santa, creo que eso no es un buen comienzo. Por otra parte, queda la duda sobre las asignaciones: no se sabe si se asignara a una sola empresa o al conjunto de empresas que eventualmente podrían ofertar al mismo precio. No se sabe si será por sectores o todas las empresas simultáneamente. Tampoco se sabe que ocurrirá si, por ejemplo, el día de la subasta se ofertan cincuenta (50) millones de $ y varias empresas pujan el mismo precio, ganan la subasta pero la demanda de esas empresas es mayor a la suma ofertada, en nuestro ejemplo, cincuenta (50) millones de $.

La realidad institucional de Venezuela lamentablemente permite pensar que así el mecanismo sea pulcro y funcione, será poco creíble. La percepción que dejo la rueda de prensa es que se hará discrecionalmente y si eso es así, sencillamente no será una subasta. Utilizar un tecnicismo para impresionar a la gente no deja de ser una irresponsable tomadura de pelo.

Tal como se presenta el Sicad, la probabilidad que el precio de las divisas subastadas sea mayor a 6,30 Bs/$ es muy alta, eso quiere decir que en realidad se está ejecutando una nueva devaluación. Técnicamente sería una depreciación del tipo de cambio pero en términos reales es una “devaluación encubierta” porque a los empresarios les saldría más caro adquirir divisas por el SICAD que por CADIVI. La única manera que el SICAD no subaste divisas a un precio mayor que CADIVI es que lo haga por debajo de 6,30 y aunque esa posibilidad existe (recuerden que el ganador de la subasta pagaría el segundo precio más alto ofrecido), la necesidad de divisas hace pensar que se terminará pagando un precio más elevado. Esperemos a ver qué pasa, la pelota la tienen ellos, esperemos que sepan utilizarla y no se metan un autogol.

¿Cómo dejó la economía?


Lo inevitable llegó, el hombre que cambió la historia contemporánea de nuestro país, ya no está. Se ha ido físicamente pero deja una huella que para muchos será imborrable. Digan lo que quieran, este país no será el mismo, posiblemente mejor o peor, pero nunca el mismo.
Uno de los temas más criticados de la figura de Hugo Chávez ha sido su visión de la economía. Lo que ha dejado ha sido un completo infortunio, la economía hoy presenta distorsiones que difícilmente serán corregidas en el corto plazo, sobre todo si se relegitima el modelo chavista en una eventual elección presidencial.
La coyuntura  económica de los últimos diez (10) años ha sido muy favorable, se presentaron las mejores oportunidades y realmente no creo que se hayan aprovechado. La visión política privó sobre la económica. Un ejemplo es el control cambiario. En diferentes oportunidades, voceros calificados del gobierno afirmaron que el control de cambio es un mecanismo de control político.
Hoy Venezuela es financieramente más vulnerable y lo paradójico es que el precio del petróleo se ha estabilizado en niveles muy superiores a los encontrados por Hugo Chávez en 1999. La deuda externa se ha triplicado y la pregunta es ¿por qué si ha entrado tanto dinero?, la respuesta es: el modelo económico, la visión de este gobierno ha permitido semejante paradoja.
El tema inflacionario deja mucho que desear. Mientras en todo el planeta, la alta inflación dejó de ser una preocupación y paso de moda, en nuestro país posiblemente sea el problema económico más grave porque la gente lo padece directamente. La visión del gobierno ha sido privilegiar el crecimiento económico sobre la inflación. Una estrategia por demás discutible.
El manejo de PDVSA ha sido muy cuestionado, después de lidiar con la tecnocracia petrolera, consiguió la excusa perfecta en el torpe paro petrolero de 2002 para tener control absoluto de la empresa. Hoy PDVSA ha dejado de ser una compañía petrolera, es cualquier cosa menos eso. Después de diez (10) años del paro petrolero la producción no ha podido aumentar considerablemente. Ellos argumentarán que es por el paro petrolero pero todos sabemos que no es así. La tragedia de Amuay a mediados del año pasado es una muestra de la situación actual de la industria petrolera.
La inversión extranjera directa se ha comportado erráticamente, ha disminuido considerablemente y no hay indicios que mejore en el corto plazo. Económicamente el Estado está sobredimensionado, la nómina pública es hoy muchísimo más grande que hace catorce (14) años y el sector privado ha sentido las consecuencias de un discurso agresivo y amenazador que afecta a la inversión y por ende a la generación de empleo.
Después de catorce (14) años tenemos una economía más dependiente del petróleo y a su vez  los venezolanos de menos ingresos son más dependientes del Estado, lo cual genera un círculo vicioso que difícilmente permita que la gente supere la pobreza como condición de vida. Una cosa es tener más ingresos y otra dejar de ser pobre. La visión económica de Hugo Chávez hizo más visible a los pobres pero esto no significa que los sacó de la pobreza y ese es el detalle, en la medida que la renta petrolera sea utilizada para profundizar la dependencia del ciudadano con el Estado no seremos una mejor nación.
De más está decir que lo logrado por el Presidente Chávez durante su carrera política difícilmente sea superado. Un hombre perseverante y astuto como pocos, sin ninguna duda, un hombre que cambió la forma de hacer política en nuestro país, para bien o para mal, eso ya lo veremos. Negar su liderazgo y su relación con los más desposeídos sería mezquino y dejar de reconocer que en materia económica fue un desastre, sería una estupidez. Él consiguió la fórmula para mantenerse en el poder no para resolver los problemas del país. Perdió una gran oportunidad. Vienen días difíciles, esperemos como nación estar a la altura del compromiso. Es necesario reencontrarnos. El país depende de todos.

No hay almuerzo gratis…


El título de hoy es una de las frases más utilizadas por los economistas y su importancia es capital si queremos entender como los gobiernos tienen que afrontar el tema económico. Es vital que la gente entienda que todo tiene un costo y por lo tanto un precio, esto quiere decir que las decisiones económicas no son gratuitas. Siempre que se tome una decisión desde el punto de vista económica algún sector de la población lo terminará pagando, como decía Milton Friedman: “alguien siempre paga la cuenta”.
Entender que en economía no existe almuerzo gratis, permitiría tener una mejor base para discutir seriamente el problema económico que enfrenta nuestro país. Todos los ciudadanos de esta nación deben entender, más allá de su inclinación política, que tomar decisiones tiene un costo. La estructura de subsidios sobre la cual el actual gobierno se basa para mantener su popularidad en los sectores menos favorecidos tiene un precio, igual que la política de endeudamiento agresivo desarrollada en los últimos años.
La política cambiaria es un buen ejemplo para entender por qué no hay almuerzo gratis. Con un tipo de cambio artificialmente bajo, se generó un incentivo a la importación en detrimento de la producción nacional. El tipo de cambio oficial termina actuando como un subsidio a la clase media y a los sectores más favorecidos del país. Todo el mundo aprovecha (cuando es posible) el dólar barato, finalmente es un tema de incentivos, sin embargo, hoy estamos pagando el almuerzo de tener un control cambiario y una moneda sobrevaluada desde hace diez (10) años.
En el país existen muchísimos ejemplos para explicar que en el largo plazo las medidas mal diseñadas pasan factura. No se trata de excluir a los sectores menos favorecidos, se trata más bien de entender que no todo lo que brilla es oro. El aumento de la gasolina es otro ejemplo: ¿para qué tener la gasolina más barata del planeta?, finalmente la infraestructura vial del país es un desastre y el transporte público también, entonces, ¿las decisiones económicas son gratis? Lamentablemente el venezolano tiene una larga historia de dependencia con el Estado, el manejo de la renta petrolera ha permitido que hoy un gran sector de la población sea más dependiente del Estado que hace veinte (20) años.
Mucha gente está de acuerdo con el rol que cumple la “nueva PDVSA” porque se encarga de la labor social. Posiblemente sea mejor crear un ministerio de desarrollo social y dejar que la empresa se ocupe exclusivamente del negocio petrolero. Mientras un sector importante de la población se siga beneficiando del actual modelo económico, difícilmente se discutirá sobre lo que necesitamos para salir adelante como nación.
Es importante entender los costos asociados a las malas decisiones económicas. Vender el sofá ò correr la arruga obviamente no resolverá el problema de fondo: nuestra excesiva dependencia del sector petrolero. Lo más preocupante es que la economía necesitará precios del petróleo cada vez más elevados para poder mantener el actual modelo económico, es decir, los precios altos no garantizan al día de hoy un mejor desempeño económico. Mucha gente sigue rumbeándose el dinero del boom petrolero pero no se detiene a pensar si la economía va por buen en camino.
Creo que ha llegado la hora de entender lo siguiente: en economía siempre se pasa la factura y el hecho de tener una buena noche de rumba no quiere decir que podrás pasar toda la vida rumbeando. Venezuela vive en una ficción económica, algo insostenible en el largo plazo. Así que si comienzan a preguntarse: ¿por qué hay desabastecimiento?, ¿por qué la actividad comercial está paralizada?, ¿por qué no hay dólares? ¿Por qué nadie viene a invertir en Venezuela?, la respuesta es: posiblemente el dueño del negocio se dio cuenta que el cliente está fastidio y decidió pasarle la cuenta.
= � d , ��H �n de divisas y aún así la posibilidad de una devaluación oficial (como el “ajuste cambiario” de carnaval) para 2014 es alta.
El sector petrolero necesita inversiones importantes pero no queda claro que las realizarán. Los precios de la cesta venezolana en su mejor momento histórico y no hay dinero para invertir en el sector petrolero. Si con esta coyuntura favorable no se invirtió en la gallinita de los huevos de oro, ¿cuándo lo harán? Literalmente, se rumbearon ese dineral con la excusa de ayudar a los más necesitados. El modelo económico planteado por el gobierno es tan frágil que con números positivos durante el año anterior el problema persiste y las perspectivas en el corto plazo son negativas. Necesitan precios del petróleo más elevados, lo único que saben es gastar y si en efecto sube, nada garantiza que resuelvan el problema. Siempre existirá la posibilidad de rumbearse esa platica y como país estar peor. 

La economía creció.... ¿y?


El Banco Central de Venezuela (BCV) dio a conocer los resultados económicos del año 2012. La economía creció durante el cuarto trimestre 5,5%, siendo la actividad de Instituciones financieras y seguros la que más creció con 33,9%, seguida de la construcción con 10% y comercio y servicios de reparación con 9,8%. Durante este período la actividad minera presentó el peor resultado con una caída de 10%. Al consolidar los datos de todo el año, la economía creció 5,6%, de los cuales 3,6% los aportó el sector privado, según cálculos de la firma econométrica
De acuerdo al BCV “El resultado de la demanda agregada interna se asocia a los crecimientos observados en el gasto de consumo final privado (+7,1%), vinculado a la recuperación del poder adquisitivo y al mayor nivel de empleo, al gasto de consumo final del Gobierno general (+6,5%) y a la inversión bruta fija (+32,9%)”.
Para todo el año, la actividad de instituciones financieras y seguros creció 33,5%, seguida de la construcción con 16,6% y comercio y servicios de reparación con 9,1%. Todo indica que el crecimiento se concentró en estas tres actividades. La pregunta es ¿qué tipo de crecimiento estamos teniendo? La industria manufacturera, pieza fundamental de todo proceso de crecimiento económico sostenible creció 1,1% durante el cuarto trimestre y 1,8% durante todo el año. Por su parte, la actividad petrolera, pilar fundamental de nuestro “modelo económico” creció 1,1% y 1,4% respectivamente.
El Producto Interno Bruto no petrolero creció 5,8% durante 2012, sin duda, una buena noticia, sin embargo, cuando este comportamiento es liderado básicamente por sectores de servicios como el financiero y el comercial, el resultado comienza a no ser tan esperanzador. Básicamente la actividad de instituciones financieras crece porque están repletas de bolívares, situación que no ocurriría si no existiera control cambiario o si flexibilizaran la política cambiaria, así muchas empresas extranjeras repatriarían capitales y la historia sería muy diferente.
En la actual situación del país, que la economía haya crecido el año pasado es algo que a muy poca gente le sirve. Los dos (2) primeros meses del año han sido realmente complicados desde el punto de vista económico. Los niveles de escasez se dispararon y la inflación sigue su curso. La devaluación golpeará el bolsillo de los venezolanos y nada indica que las cosas mejorarán. El desempeño económico del año pasado se vino abajo, se convirtió en “polvo cósmico” en solo dos (2) meses.
Las perspectivas económicas para este año no son favorables, la economía podría contraerse nuevamente y si crece será menor al 5,6% del año 2012. Una nueva devaluación está a la vuelta de la esquina, bien sea de manera indirecta: creando un mecanismo de sustitución del Sitme, que finalmente, operaría en términos reales como una devaluación o por la vía oficial después de una eventual elección presidencial. Lo más probable es que generen un mecanismo alternativo de asignación de divisas y aún así la posibilidad de una devaluación oficial (como el “ajuste cambiario” de carnaval) para 2014 es alta.
El sector petrolero necesita inversiones importantes pero no queda claro que las realizarán. Los precios de la cesta venezolana en su mejor momento histórico y no hay dinero para invertir en el sector petrolero. Si con esta coyuntura favorable no se invirtió en la gallinita de los huevos de oro, ¿cuándo lo harán? Literalmente, se rumbearon ese dineral con la excusa de ayudar a los más necesitados. El modelo económico planteado por el gobierno es tan frágil que con números positivos durante el año anterior el problema persiste y las perspectivas en el corto plazo son negativas. Necesitan precios del petróleo más elevados, lo único que saben es gastar y si en efecto sube, nada garantiza que resuelvan el problema. Siempre existirá la posibilidad de rumbearse esa platica y como país estar peor. 

¿Para qué una economía libre?


Como todos deben imaginar, nuestra economía es catalogada como reprimida. Los resultados del Índice de Libertad Económica 2013  nos ubican en el puesto 174 en un grupo de 185 países. Solo superamos a Zimbabue, Cuba y Corea del Norte. Respecto al año pasado desmejoramos dos (2) puntos, quiere decir que tenemos menos libertad económica.
La profundización del socialismo y el “modelo revolucionario” ha permitido que nuestra economía se ubique en los puestos que hoy ocupa. Lamentablemente nuestro país se encuentra en los últimos lugares de las mediciones institucionales y económicas que se hacen internacionalmente. Una pregunta que es muy importante es ¿qué beneficio trae la libertad económica?.
Todo indica que mayores niveles de libertad económica están asociados a mayores niveles de ingreso, esto no quiere decir que la libertad económica es la causante de mayores ingresos ni viceversa, es solo una relación estadística, sin embargo, ningún país que obtenga resultados económicos favorables lo hace restringiendo las libertades económicas, los países con altos ingresos per cápita son libres o mayormente libres. Es importante destacar que existen países con mayores ingresos por habitante que Venezuela y son catalogados como moderadamente libres pero nunca reprimidos. Las economías reprimidas de acuerdo al reporte son treinta y tres (33) y cuatro (4) son suramericanas: Bolivia, Ecuador, Argentina y Venezuela, de estas, la única con mayores ingresos por habitante que nuestro país es Argentina.
La libertad económica no es un objetivo, es una herramienta para lograr un fin. Difícilmente, una economía logre progresar significativamente si el estado de derecho es débil y las regulaciones son excesivas e ineficientes. No se trata de anarquía económica sino de desarrollar prácticas que al día de hoy dan buenos resultados en todo el mundo, más allá que los gobiernos sean de “izquierdas o derechas”.
La libertad económica permite atraer inversión y por lo tanto generar empleo no público. Se trata de incentivar al sector privado, ninguna economía del mundo ha logrado resultados favorables con un sector privado debilitado. Quien piense en el caso soviético, está equivocado, por algo el muro de Berlín se vino abajo. Sin un sector privado saludable ninguna economía prospera y eso se logra con libertado económica, en mayor o menor grado, pero dejando que la economía funcione.

No se trata de dejar de regular sino de evitar el exceso de regulación. La “política regulatoria” de los últimos diez (10) en nuestro país demuestra que no ha servido de nada el control de precios. El control cambiario hizo aguas y hoy se ven los resultados. En el momento de escribir estas líneas la Superintendencia Nacional de Costos y Precios (SUNDECOP) anuncia que se regulará el precio de los medicamentos, nada más y nada menos. Las regulaciones generan costos y beneficios, cuando están mal diseñadas los costos son mayores a los beneficios y así la sociedad no gana, al contrario sale desfavorecida.
Es falso que promover la actuación de los mercados y la sana actividad económica sea per se inhumano, generador de exclusión, pobreza y causante de las desgracias sociales de las naciones. La literatura reciente en el ámbito del desarrollo económico deja claro que los países fracasan en términos sociales y económicos no precisamente por el sano desenvolvimiento de los mercados, sino por problemas institucionales. Quien crea que es por culpa del mercado y sus efectos dañinos para la humanidad, tiene veinte años sin leer o intenta meter un contrabando retórico para atrapar incautos.
La libertad económica suma, nunca resta porque para poder progresar se necesitan instituciones de calidad y difícilmente esto se logre en países con un debilitado estado de derecho, gobiernos sobredimensionados, excesivas regulaciones y mercados distorsionados. Justo lo que ocurre en Venezuela. Mientras existan más regulaciones, mayores serán las distorsiones y los pobres pagarán los platos rotos. 

El Modelo Económico Chavista