¡Déjenla Funcionar!

Mi artículo de hoy lunes en el diario Notitarde,no dice nada extraordinario, sin embargo, hay que decirlo y discutirlo hasta el cansancio:


Para nadie es un secreto que la economía venezolana no anda bien desde hace muchísimo tiempo; sin embargo, en los últimos años se ha deteriorado más que en cualquier otra época de la vida democrática del país.
Esperar por el repuesto de un carro durante meses, no conseguir la marca del producto que deseas consumir y las fallas en el sistema eléctrico son sólo tres (3) ejemplos de lo deteriorada que está nuestra economía.
Venezuela se sitúa hoy entre los pocos países del mundo que practican el hostigamiento a la propiedad privada, absurdos controles de precios, un subsidio salvaje a la gasolina y nacionalizaciones masivas de empresas.
Estas prácticas tienen algo en común: quien las lleva a cabo, es decir, el Gobierno. Lo que termina dándole al sector público un rol preponderante en el "modelo económico" que se intenta desarrollar.
La actuación del sector público en la vida económica de una nación es algo discutible y no necesariamente malo per se, lo que genera dudas y muchas críticas es el tipo de actuación que desde el Gobierno se hace para "gestionar la economía" y para el caso venezolano en particular, dejan de ser actuaciones para convertirse en intervenciones de la economía que es algo completamente diferente.
Con esta sutil diferencia tenemos entonces un sector público que "siembra" para garantizar la seguridad agroalimentaria, ensambla vehículos, construye casas y vende carne, pollo entre otros alimentos.
Dirían muchos por allí: el Estado agricultor, el Estado ensamblador, el Estado constructor y pare usted de contar.
Ante este panorama, el espacio para el sector privado se reduce cada vez más y eso es fatal para la economía, digan lo que digan, eso es así. Los generadores de empleo en el mundo son los empresarios, no los Gobiernos.
La economía venezolana ha sido históricamente regulada, pero en los últimos cinco (5) años ha pasado a ser una economía reprimida sólo superada en la región por Cuba; esto coloca la discusión en otro nivel y debo afirmar que las diferencias entre la economía venezolana y cubana son abismales; sin embargo, eso es lo que dicen los datos sobre libertad económica que anualmente publica la fundación Heritage.
Esto último ratifica que no sirve de nada tener mucho petróleo si finalmente la economía no funciona debido a que las grandes distorsiones generadas por el Gobierno son cada vez mayores y el incentivo que el sector privado tiene para producir es cada vez menor.
Es falso y está completamente demostrado que las economías funcionen sólo con el sector público o sólo con el sector privado; hoy más que nunca se pone de manifiesto aquello de "tanto mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario" que tantas veces ha repetido el Comandante-Presidente y nunca ha puesto en práctica. No se niega la actuación del sector público en la economía, lo que se critica es la forma en que en nuestro país se ha venido haciendo en los últimos diez (10) años.
Es imposible que la economía mejore si NO LA DEJAN FUNCIONAR; en la medida en que más intervenciones haga el Gobierno, mayores distorsiones se generarán, es algo automático, aquí no cuentan las buenas intenciones.
En economía no hay nada como un almuerzo gratis y la ley de las consecuencias no intencionales siempre estará presente en la medida en que el sector público intente tomar un rol que no le corresponde: el del Estado empresario.
Esto que no se discute en ninguna parte del mundo porque sencillamente es una discusión zanjada parecería ser la quintaesencia del discurso revolucionario.
El problema no es ideológico, para que la economía y el país progresen se necesita de trabajo y la conjugación de los mejores talentos en cada área, ésa es la fórmula, el futuro del país se perderá construyendo algo que la mitad del planeta desechó con la caída del muro de Berlín. No por casualidad los países que mejores resultados obtienen son los que tienen una economía sana. Zapatero a su zapato y en lugar de gritar "¡déjenlo trabajar"", yo propondría "¡déjenla funcionar!".

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